Navaderrada,
1968 (AFCM) Yegua
losina. |
Tipo de las sierras. Los caballos de las
sierras soportaban veranos más suaves pero inviernos mucho más duros, no sólo
por las bajas temperaturas sino también por la escasez de alimento. Sin
embargo, cuando brota el pasto en las sierras éste es fino, corto y muy
nutritivo. Estas condiciones conforman un caballo de menor alzada y volumen,
de vientre más recogido, ágil, ligero, y resistente. Al ser España un país tan montañoso, éste
era el tipo más abundante y extensamente distribuido. Recreación
del caballo español del tipo de la sierra. En Andalucía se
encontraba en todas sus provincias. Sevilla: Eran de poca alzada,
cabeza descarnada, ojos vivos, orejas y cuello bien situados, dorso corto,
defectuosos de aplomos (izquierdos) y buenos cascos. Eran fuertes para el
trabajo y, cuidándoles un poco, hubieran sido buenos caballos para la
caballería ligera. Córdoba:
Alzada 1,40-1,46m. Fuertes, vigorosos, bien conformados, sobrios y ligeros.
Cabeza ligera, perfil recto, buenos ojos, cuello regularmente puesto. De
pocas anchuras pero armónicos. José de Hidalgo, al hablar de los caballos de
Córdoba decía:”pero en general el tipo
mejor conformado es de menos alzada, o lo que vulgarmente se dice jaca
cordobesa”. Jaén: Se apreciaban dos
tipos; uno de idéntica conformación al de la campiña pero de pequeña alzada
(probablemente sería producto del cruzamiento del caballo de la campiña con
el serrano) y otro de pequeña alzada, regular conformación, cabeza descarnada
y perfil recto. Muy adecuado para tiradores de la caballería. Este segundo
tipo sería al que se refería Pomar cuando citaba en 1793 que los labradores
modestos de Jaén y Granada tenían
jacas a las que se las conocía como “chirrinas”: “Además de que hay una grandísima parte de yeguas entre los
pelantrines, especialmente de los reinos de Jaén y Granada, a que llaman
Chirrinas, y otras de mezcla de estas, que no las dan al caballo, o no
producen sino jacuelas” (Pomar, Pedro Pablo de. 1793. Causas de la escasez y deterioro de los
caballos de España) Granada: El alpujarreño
era de mediana conformación, de poco valor y estimación. Se le usaba para la
producción de híbridos. Málaga: Contaba con la
casta serrana más afamada; el caballo o jaca rondeña: “El caballo rondeño es de poca alzada, lm,43 a lm,45, de cabeza
pequeña y descarnada; cuello fino, pero enérgico y bien insertado; cruz alta;
dorso y riñones cortos y rectos; grupa regularmente conformada; cuerpo
fornido; extremidades fuertes, bien musculadas y con buenos aplomos; cascos
excelentes; temperamento sanguíneo nervioso; ágiles, ligeros, enérgicos y muy
resistentes”. (Molina Serrano, Eusebio 1899. Cría caballar y remonta). Según Hidalgo (1865), los de la
serranía de Ronda tenían una alzada de 1,36-1,46m., ojos vivos y bien
situados y la cruz baja, en lo demás coincide con Molina: Cabeza hermosa,
ligera y descarnada, cuello bien nacido y recto, dorso corto, buenos aplomos,
ágiles y fuertes, de pelo fino y sentado. Temperamento nervioso. Muy
apreciados, eran los mejores de los del tipo de sierra. En la Memoria elevada al Excmo. Sr. Ministro de
Fomento (1861), al comparar los caballos de la provincia de Málaga, dice:
“la Serranía de Ronda, donde son más
pequeñas pero cuyo sistema muscular es más desarrollado, más fuertes y
desprendidos de tendones, los nudos articulares más sueltos y pronunciados, y
los cascos más pequeños, duros y compactos”. Cádiz: Los había
pequeños, mal conformados, estrechos y muy defectuosos, debido a la mala
crianza, pero también otros bien puestos, ligeros y sin igual para marchar
por los terrenos quebrados de la serranía. Huelva: Poca alzada, cabeza pequeña, dorso recto y pelo basto; son fuertes en el
trabajo y resistentes a la fatiga. En 1861 se estimaba que el 77% de las
yeguas de Huelva eran jacas: “Se
calculan en 2.901 las yeguas de vientre distribuidas de la siguiente forma:
Moguér, 638. La Palma, 585, Huelva, 556, Aracena, 507, Valverde, 408 y Ayamonte,
207; entre ellas hay 2.226 que no llegan a las siete cuartas. La mayor parte
se dedican al garañón”. (Memoria elevada al Excmo. Sr.
Ministro de Fomento.1861) Extremadura. Badajoz: Se criaban medio salvajes por lo que eran poco dóciles y
bastos. La cabeza pequeña y de cara alegre, cruz baja, dorso recto y corto.
Extremidades fuertes y limpias, cascos palmitiesos pero fuertes. Resulta llamativo que
estas jacas pacenses tuvieran cascos palmitiesos ya que esa es un
característica de los caballos marismeños, siendo el casco acopado el propio
de los serranos. Pomar dice que entre el
Guadalquivir y la frontera con Portugal había muchas jacas. Mesetas. Ávila: El caballo del
país tenía una alzada menor a 1,46m. Perfil recto, cuello recto, corto y bien
colocado, cruz gruesa, redonda y alta, dorso largo y recto, lomos anchos,
grupa y caderas cortas y algo derribadas, espaldas largas y planas,
antebrazos largos, rectos y robustos, rodillas anchas y enjutas, cañas y
cuartillas largas, tendón separado, corvejones rectos y estrechos, muslo y
pierna robustos, buenos aplomos. Temperamento sanguíneo. Se usaban mayormente
para la producción de mulas. La Memoria al Excmo. Sr. Ministro de Fomento (1861) dice que se
calculaban en 5,000 yeguas las existentes en la provincia pero la mayoría se
quedaban sin cubrir. Esto era así porque el Reglamento de Paradas prohibía
cubrir en esos establecimientos a yeguas cuya alzada no llegase a la marca
(1,46m.) En Segovia, como en
toda la Sierra de Guadarrama, era el tipo de caballo más común. En 1861,
según datos de la Memoria al Excmo. Sr.
Ministro de Fomento el número de yeguas de esa provincia ascendía a 3.000
pero sólo 900 reunirán las condiciones suficientes para la reproducción, es
decir que eran aceptadas en las paradas por su alzada. De donde se puede
deducir que el 70% de las yeguas segovianas eran jacas serranas. En dicha
memoria las describe así: “Generalmente
son ágiles, sufridas, de cabeza ligera, cuello delgado y buen conjunto de
conformación”. El comandante Juan
Cotarelo decía de los caballos serranos de Madrid: “se observa que son de poca alzada, revueltos y útiles para carga y
otras faenas de los labradores, mejor que para silla; tienen mucha
resistencia, se mantienen con poco pienso, siendo muy a propósito para viajar
por terrenos montañosos; pero estos caballos, sin escuela, sin cuidado y
abandonados en las praderas cuando no están en el trabajo, son descompuestos
y faltos de la gracia y orgullo de que está poseído un caballo de la ribera
del Guadalquivir, del Genil o del Guadalete.” (Cotarelo. Juan. 1849. Manual de la provincia de Madrid).
Obsérvese que cuando no los estima para la silla o dice que son descompuestos
y faltos de gracia y orgullo, los está comparando con la “flor y nata” de los
caballos españoles. (Ver artículo El caballo Serrano) Los de Guadalajara,
Cuenca y Toledo eran de un mismo estilo si bien se observaban diferencias
debidas al cruce con caballos andaluces que normalmente procedían de Almagro,
Villanueva de los Infantes y otros pueblos de La Mancha. Jacas del norte. Era común que los
autores tratasen conjuntamente las castas gallega, asturiana, vasca y
navarra: “El caballo gallego, el
asturiano, el de las Provincias Vascongadas y Navarra, es en general muy
pequeño, fuerte, sobrio y sin ninguna aplicación para el ejército por su
corta alzada, por lo que toman el nombre de jacas; sin embargo, se nota que
van saliendo algunos de alzada, aunque mal conformados y tienen aplicación
para el escuadrón ligero, que reside en Galicia, en donde son más útiles sus
servicios que los de los andaluces.” (Cubillo y Zarzuelo, Pedro. 1879. La verdad en la cría caballar) Se consideraba que el
escaso desarrollo físico de estas poblaciones estaba causado por la situación
de abandono a la que estaban sometidos pero no se ponía en duda su
adscripción al genuino tronco español: “En
nuestras provincias de Asturias, Santander y Navarra existían muy buenas
razas de caballos para distintos usos, pero que las vicisitudes políticas por
que han pasado han hecho degenerar dichas razas, en términos, que sólo se
encuentran jacas de corta alzada, producto de sus pequeñas yeguas, si bien
conservando siempre el tipo del caballo español.” (Briones, Pedro y Nieto,
Juan Abdón. 1851. Manual de Veterinaria) “La Jaca gallega, que se cría en las provincias de Galicia
y Asturias, tiene la cabeza algo grande, pero descarnada; con frente
espaciosa, perfil rectilíneo, ojos y arcadas orbitarias salientes; cuello
delgado, frecuentemente al revés y con poblada crinera; cruz poco elevada y
seca; región dorso-lombar corta, recta y poco musculada; grupa algo caída;
ancas y caderas estrechas y angulosas; pecho estrecho, pero profundo;
costillar plano; vientre abultado; extremidades finas, nerviosas, pero mal
aplomadas, con espalda y brazo poco oblicuos, articulaciones carpotarsianas
algo estrechas, acodadas las últimas; cañas y cuartillas algo largas; buenos
menudillos, poblados de largas cernejas y cascos pequeños y sólidos. La capa
dominante es la negra, la castaña y la alazana; la alzada oscila en lm.30 y
lm.40; el temperamento el nervioso sanguíneo: de gran sobriedad y rusticidad,
de mucha energía y resistencia; este pequeño caballo es un excelente motor
como cabalgadura de montaña y para tirar de pequeños y ligeros carruajes de
lujo”. (Molina
Serrano, Eusebio 1899. Cría caballar y
remonta) Jaca
gallega, Sierra da Groba (Pontevedra) En la Memoria al Excmo. Sr. Ministro de Fomento
(1861), al referirse a las yeguas de La Coruña dice que es tal el número de
yeguas, que se calcula llegan a 18.000: la mayor parte son de las que se
llaman bravas o de monte y que por regla general se benefician con garañones,
cuyos productos se venden con seis meses. La mayoría de las yeguas no excede
de seis cuartas y media de alzada (1,36m.); sólo unas 1.300 se aproximan a
las siete. Tiene cabeza larga y descarnada, cuello largo y delgado, cruz
alta, estrecha y descarnada, dorso corto y ensillado, lomos cortos y anchos,
grupas y caderas redondas, espaldas cortas y rectas, antebrazos largos,
rodillas anchas y secas, cañas redondas, tendón separado, cuartillas largas,
muslo y pierna robustos y de longitud regular, corvejones acodados, aplomos
inferiores y temperamento linfático. Al referirse a Burgos
comenta que las yeguas son marcadamente nobles y sobrias pero de poca alzada.
Su cabeza es larga y chata, cuello largo y del revés, cruz alta y descarnada,
dorso largo y algo ensillado, lomos cortos y anchos, grupas y caderas altas y
almendradas, espaldas largas y oblicuas, antebrazos cortos y musculosos,
rodillas anchas y descarnadas, cañas largas y redondas, tendón ancho y
separado, cuartillas largas, muslo grueso, pierna larga, corvejones algo
acodados, aplomos buenos, temperamento linfático. En cuanto al
temperamento linfático que la Memoria
al Excmo. Sr. Ministro de Fomento achaca a las yeguas gallegas y a las
burgalesas, creemos que, aparte de ser su valoración la más subjetiva, el
temperamento se ve afectado por el tipo de vida del animal, por el exceso de
trabajo o por el tipo de alimentación, sobre todo si ésta es escasa. Oviedo: En la montaña son más del tipo de carga, tienen
una alzada de seis cuartas y media, perfil cóncavo, cuello corto y recto,
cruz baja y estrecha, dorso corto, lomo corto, grupa larga y recia, caderas
redondas, espaldas largas y oblícuas, antebrazos robustos, rodillas anchas y
pastosas, cañas cortas, cuartillas algo largas, tendón grueso, muslo largo y
robusto, corvejón acodado, costillares planos en su parte superior,
temperamento muscular.
(Memoria al Excmo. Sr. Ministro de
Fomento. 1861) Sobre las jacas pamplonesas: ”se producen en Navarra y Vascongadas,
especialmente en el valle de Ayecena y partidos de Bilbao, Durango, Guernica
y Valmaseda; su principal mercado es la feria de San Fermín en Pamplona,
donde se venden de 60 a 150 pesetas a los dos, tres y cuatro años de edad:
son de cabeza pequeña, bien unida al cuello y perfil rectilíneo; ojos vivos y
expresivos; orejas pequeñas, finas y muy movibles; cuello algo corto y
musculoso; dorso y lomos cortos y robustos; grupa y caderas redondeadas y
potentes; pecho amplio; cuerpo recogido, extremidades fuertes, bien
aplomadas, con articulaciones amplias y enjutas, cuartillas rectas y cortas;
cascos pequeños y duros; de capa negra y alazana; de 1m.24 a lm.27 de alzada;
de una robusta complexión y de temperamento sanguíneo- nervioso; la jaca
pamplonesa tiene gran energía, es muy veloz, resistente y de mucha
sobriedad”. (Molina Serrano, Eusebio 1899. Cría caballar y remonta) La Memoria al Excmo. Sr. Ministro de Fomento (1861) refiere que en
Álava existían 4.760 yeguas, de las que 1.960 correspondían a yeguas que
vivían en las montañas del norte de la provincia, y que éstas eran las de
menor alzada. “el sin número de jacos que se crían
silvestres en los montes de Aramayona, Navarra, Asturias, etc., de que nadie
se ha ocupado.” (Cubillo
y Zarzuelo, Pedro. 1879. La verdad en
la cría caballar) En Aragón y Cataluña
también hubo jacas serranas: “En Aragón
se crían hermosos caballos, si bien de poca alzada, de cabeza y cuello
hermosos, grupa arredondeada, extremos fuertes y finos, articulaciones
firmes, anchas y limpias, que pueden competir en formas y resistencia con los
extranjeros”. (Briones, Pedro y Nieto, Juan Abdón. 1851. Manual de Veterinaria) Juan Cotarelo las
señala aún, en su Mapa de la cría
caballar de España (1861) en el
Valle del Roncal, Jaca, Ainsa, Benasque, Calamocha, Belchite y Sierras del
Cadí, Montseny, Montsant y en Reus pero, por la proximidad de estas regiones
a Francia y la facilidad que esta circunstancia les ofrecía para la traer
caballos de allí, causó que éstas fueran las primeras poblaciones en
bastardearse: “Caballos aragoneses y
catalanes. La proximidad de estas comarcas a Francia y el comercio mutuo que
con esta nación se verifica, ha sido y es la causa de que existan en ellas un
considerable número de ganado caballar francés de diferentes castas,
aclimatado y connaturalizado”. (Cubillo y Zarzuelo, Pedro. 1879. La verdad en la cría caballar) En la Memoria al Excmo. Sr. Ministro de Fomento
(1861) describen, sin diferenciar por hábitats, el tipo de yeguas comunes en
Huesca y dice que las condiciones de las yeguas varían
mucho su alzada, que va de seis y media a siete (1,35m. a 1,46m.), pocas son
las de siete y menos las que exceden; cabeza muy perfecta por la regularidad
de todas sus dimensiones, orejas pequeñas, frente ancha, ojos rasgados y
alegres, narices dilatadas, piel delgada, vasos aparentes y pelo fino, cuello
de pichón, cruz baja y recia (algunas con cruz alta y descarnada), dorso más
bien largo, cuasi recto y musculatura robusta, lomos robustos y normalmente
cortos, anchos y recios, grupa y caderas proporcionadas, espaldas rectas u
oblícuas pero secas, el brazo forma un encuentro ancho y abultado pero al
llegar al codillo se remete, los antebrazos delgados y descarnados sufren la
misma torsión, las rodillas boyunas, cañas estrechas y redondas con tendones
delgados aplastados y deprimidos, menudillos estrechos, cuartillas delgadas y
normalmente cortas, cascos izquierdos. Temperamento linfático, a veces
sanguíneo y las menos nervioso. Nos resulta inexplicable el motivo por el
cual estas excelentes jacas oscenses padecían ese grave defecto en las
extremidades anteriores. Al margen de este defecto, su descripción guarda
alguna similitud con la que Eusebio Molina hace de las jacas de Pamplona. Zona de levante. El caballo serrano de
la zona levantina era de cabeza pequeña, cuello delgado, cruz estrecha y
espaldas enjutas. Juan Cotarelo las ubicaba en Cartagena, Chinchilla, Requena
y Segorbe. Distribución
de las jacas en España a mediados del siglo XIX, según Juan Cotarelo y
Garastazu. Principio del documento
El tipo de la
campiña. |
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