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Los caballos españoles del siglo XIX.

- INICIO.

- BREVE RESEÑA HISTÓRICA.

- CASTAS EQUINAS ESPAÑOLAS.

       - TIPO DE MARISMAS Y RIVERAS.

       - TIPO DE LAS SIERRAS.

       - TIPO DE LAS CAMPIÑAS.

       - EL CABALLO DE TIRO.

       - LA CASTA FINA.

- LA CRÍA CABALLAR EN EL SIGLO XIX.

       - EXCESO DE INTERVENCIÓN.

       - DESINTERÉS Y ABANDONO.

       - ESCASEZ DE PASTOS.

- PROBLEMAS DE INTENDENCIA.

       - REQUISAS.

       - BAJO PRECIO.

       - EL PROBLEMA DE LAS MULAS.

       - EL USO DEL COCHE.

- DESARROLLO DE LA ZOOTECNIA.

       - PRIMEROS INTENTOS DE MEJORA.

       - EL SISTEMA PASTORIL.

       - SELECCIÓN CONTRARIA.

- PERMANENCIA DE LA RAZA PURA.

      - DEPÓSITOS DE SEMENTALES.

      - DEBATE SOBRE SU CONSERVACIÓN

- RESISTENCIA DEL CABALLO ESPAÑOL.

      - MOTIVOS DE DESAPEGO.

- BIBLIOGRAFÍA.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Navaderrada, 1968 (AFCM)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Yegua losina.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Tipo de las sierras.

 

Los caballos de las sierras soportaban veranos más suaves pero inviernos mucho más duros, no sólo por las bajas temperaturas sino también por la escasez de alimento. Sin embargo, cuando brota el pasto en las sierras éste es fino, corto y muy nutritivo. Estas condiciones conforman un caballo de menor alzada y volumen, de vientre más recogido, ágil, ligero, y resistente.  Al ser España un país tan montañoso, éste era el tipo más abundante y extensamente distribuido.

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Recreación del caballo español del tipo de la sierra.

 

En Andalucía se encontraba en todas sus provincias.

Sevilla: Eran de poca alzada, cabeza descarnada, ojos vivos, orejas y cuello bien situados, dorso corto, defectuosos de aplomos (izquierdos) y buenos cascos. Eran fuertes para el trabajo y, cuidándoles un poco, hubieran sido buenos caballos para la caballería ligera.

Córdoba: Alzada 1,40-1,46m. Fuertes, vigorosos, bien conformados, sobrios y ligeros. Cabeza ligera, perfil recto, buenos ojos, cuello regularmente puesto. De pocas anchuras pero armónicos. José de Hidalgo, al hablar de los caballos de Córdoba decía:”pero en general el tipo mejor conformado es de menos alzada, o lo que vulgarmente se dice jaca cordobesa”.

Jaén: Se apreciaban dos tipos; uno de idéntica conformación al de la campiña pero de pequeña alzada (probablemente sería producto del cruzamiento del caballo de la campiña con el serrano) y otro de pequeña alzada, regular conformación, cabeza descarnada y perfil recto. Muy adecuado para tiradores de la caballería. Este segundo tipo sería al que se refería Pomar cuando citaba en 1793 que los labradores modestos de Jaén y Granada tenían jacas a las que se las conocía como “chirrinas”: “Además de que hay una grandísima parte de yeguas entre los pelantrines, especialmente de los reinos de Jaén y Granada, a que llaman Chirrinas, y otras de mezcla de estas, que no las dan al caballo, o no producen sino jacuelas” (Pomar, Pedro Pablo de. 1793. Causas de la escasez y deterioro de los caballos de España)

Granada: El alpujarreño era de mediana conformación, de poco valor y estimación. Se le usaba para la producción de híbridos.

Málaga: Contaba con la casta serrana más afamada; el caballo o jaca rondeña: “El caballo rondeño es de poca alzada, lm,43 a lm,45, de cabeza pequeña y descarnada; cuello fino, pero enérgico y bien insertado; cruz alta; dorso y riñones cortos y rectos; grupa regularmente conformada; cuerpo fornido; extremidades fuertes, bien musculadas y con buenos aplomos; cascos excelentes; temperamento sanguíneo nervioso; ágiles, ligeros, enérgicos y muy resistentes”. (Molina Serrano, Eusebio 1899. Cría caballar y remonta). Según Hidalgo (1865), los de la serranía de Ronda tenían una alzada de 1,36-1,46m., ojos vivos y bien situados y la cruz baja, en lo demás coincide con Molina: Cabeza hermosa, ligera y descarnada, cuello bien nacido y recto, dorso corto, buenos aplomos, ágiles y fuertes, de pelo fino y sentado. Temperamento nervioso. Muy apreciados, eran los mejores de los del tipo de sierra.

En la Memoria elevada al Excmo. Sr. Ministro de Fomento (1861), al comparar los caballos de la provincia de Málaga, dice: “la Serranía de Ronda, donde son más pequeñas pero cuyo sistema muscular es más desarrollado, más fuertes y desprendidos de tendones, los nudos articulares más sueltos y pronunciados, y los cascos más pequeños, duros y compactos”.

Cádiz: Los había pequeños, mal conformados, estrechos y muy defectuosos, debido a la mala crianza, pero también otros bien puestos, ligeros y sin igual para marchar por los terrenos quebrados de la serranía.

Huelva: Poca alzada, cabeza pequeña, dorso recto y pelo basto; son fuertes en el trabajo y resistentes a la fatiga. En 1861 se estimaba que el 77% de las yeguas de Huelva eran jacas: “Se calculan en 2.901 las yeguas de vientre distribuidas de la siguiente forma: Moguér, 638. La Palma, 585, Huelva, 556, Aracena, 507, Valverde, 408 y Ayamonte, 207; entre ellas hay 2.226 que no llegan a las siete cuartas. La mayor parte se dedican al garañón”. (Memoria elevada al Excmo. Sr. Ministro de Fomento.1861)

Extremadura.

Badajoz: Se criaban medio salvajes por lo que eran poco dóciles y bastos. La cabeza pequeña y de cara alegre, cruz baja, dorso recto y corto. Extremidades fuertes y limpias, cascos palmitiesos pero fuertes.

Resulta llamativo que estas jacas pacenses tuvieran cascos palmitiesos ya que esa es un característica de los caballos marismeños, siendo el casco acopado el propio de los serranos.

Pomar dice que entre el Guadalquivir y la frontera con Portugal había muchas jacas.

Mesetas.

Ávila: El caballo del país tenía una alzada menor a 1,46m. Perfil recto, cuello recto, corto y bien colocado, cruz gruesa, redonda y alta, dorso largo y recto, lomos anchos, grupa y caderas cortas y algo derribadas, espaldas largas y planas, antebrazos largos, rectos y robustos, rodillas anchas y enjutas, cañas y cuartillas largas, tendón separado, corvejones rectos y estrechos, muslo y pierna robustos, buenos aplomos. Temperamento sanguíneo. Se usaban mayormente para la producción de mulas.

La Memoria al Excmo. Sr. Ministro de Fomento (1861) dice que se calculaban en 5,000 yeguas las existentes en la provincia pero la mayoría se quedaban sin cubrir. Esto era así porque el Reglamento de Paradas prohibía cubrir en esos establecimientos a yeguas cuya alzada no llegase a la marca (1,46m.)

En Segovia, como en toda la Sierra de Guadarrama, era el tipo de caballo más común. En 1861, según datos de la Memoria al Excmo. Sr. Ministro de Fomento el número de yeguas de esa provincia ascendía a 3.000 pero sólo 900 reunirán las condiciones suficientes para la reproducción, es decir que eran aceptadas en las paradas por su alzada. De donde se puede deducir que el 70% de las yeguas segovianas eran jacas serranas. En dicha memoria las describe así: “Generalmente son ágiles, sufridas, de cabeza ligera, cuello delgado y buen conjunto de conformación”.

El comandante Juan Cotarelo decía de los caballos serranos de Madrid: “se observa que son de poca alzada, revueltos y útiles para carga y otras faenas de los labradores, mejor que para silla; tienen mucha resistencia, se mantienen con poco pienso, siendo muy a propósito para viajar por terrenos montañosos; pero estos caballos, sin escuela, sin cuidado y abandonados en las praderas cuando no están en el trabajo, son descompuestos y faltos de la gracia y orgullo de que está poseído un caballo de la ribera del Guadalquivir, del Genil o del Guadalete.” (Cotarelo. Juan. 1849. Manual de la provincia de Madrid). Obsérvese que cuando no los estima para la silla o dice que son descompuestos y faltos de gracia y orgullo, los está comparando con la “flor y nata” de los caballos españoles.  (Ver artículo El caballo Serrano)

Los de Guadalajara, Cuenca y Toledo eran de un mismo estilo si bien se observaban diferencias debidas al cruce con caballos andaluces que normalmente procedían de Almagro, Villanueva de los Infantes y otros pueblos de La Mancha. 

Jacas del norte.

Era común que los autores tratasen conjuntamente las castas gallega, asturiana, vasca y navarra: “El caballo gallego, el asturiano, el de las Provincias Vascongadas y Navarra, es en general muy pequeño, fuerte, sobrio y sin ninguna aplicación para el ejército por su corta alzada, por lo que toman el nombre de jacas; sin embargo, se nota que van saliendo algunos de alzada, aunque mal conformados y tienen aplicación para el escuadrón ligero, que reside en Galicia, en donde son más útiles sus servicios que los de los andaluces.” (Cubillo y Zarzuelo, Pedro. 1879. La verdad en la cría caballar)

Se consideraba que el escaso desarrollo físico de estas poblaciones estaba causado por la situación de abandono a la que estaban sometidos pero no se ponía en duda su adscripción al genuino tronco español: “En nuestras provincias de Asturias, Santander y Navarra existían muy buenas razas de caballos para distintos usos, pero que las vicisitudes políticas por que han pasado han hecho degenerar dichas razas, en términos, que sólo se encuentran jacas de corta alzada, producto de sus pequeñas yeguas, si bien conservando siempre el tipo del caballo español.” (Briones, Pedro y Nieto, Juan Abdón. 1851. Manual de Veterinaria)

“La Jaca gallega, que se cría en las provincias de Galicia y Asturias, tiene la cabeza algo grande, pero descarnada; con frente espaciosa, perfil rectilíneo, ojos y arcadas orbitarias salientes; cuello delgado, frecuentemente al revés y con poblada crinera; cruz poco elevada y seca; región dorso-lombar corta, recta y poco musculada; grupa algo caída; ancas y caderas estrechas y angulosas; pecho estrecho, pero profundo; costillar plano; vientre abultado; extremidades finas, nerviosas, pero mal aplomadas, con espalda y brazo poco oblicuos, articulaciones carpotarsianas algo estrechas, acodadas las últimas; cañas y cuartillas algo largas; buenos menudillos, poblados de largas cernejas y cascos pequeños y sólidos. La capa dominante es la negra, la castaña y la alazana; la alzada oscila en lm.30 y lm.40; el temperamento el nervioso sanguíneo: de gran sobriedad y rusticidad, de mucha energía y resistencia; este pequeño caballo es un excelente motor como cabalgadura de montaña y para tirar de pequeños y ligeros carruajes de lujo”. (Molina Serrano, Eusebio 1899. Cría caballar y remonta)

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Jaca gallega, Sierra da Groba (Pontevedra)

En la Memoria al Excmo. Sr. Ministro de Fomento (1861), al referirse a las yeguas de La Coruña dice que es tal el número de yeguas, que se calcula llegan a 18.000: la mayor parte son de las que se llaman bravas o de monte y que por regla general se benefician con garañones, cuyos productos se venden con seis meses. La mayoría de las yeguas no excede de seis cuartas y media de alzada (1,36m.); sólo unas 1.300 se aproximan a las siete. Tiene cabeza larga y descarnada, cuello largo y delgado, cruz alta, estrecha y descarnada, dorso corto y ensillado, lomos cortos y anchos, grupas y caderas redondas, espaldas cortas y rectas, antebrazos largos, rodillas anchas y secas, cañas redondas, tendón separado, cuartillas largas, muslo y pierna robustos y de longitud regular, corvejones acodados, aplomos inferiores y temperamento linfático.

Al referirse a Burgos comenta que las yeguas son marcadamente nobles y sobrias pero de poca alzada. Su cabeza es larga y chata, cuello largo y del revés, cruz alta y descarnada, dorso largo y algo ensillado, lomos cortos y anchos, grupas y caderas altas y almendradas, espaldas largas y oblicuas, antebrazos cortos y musculosos, rodillas anchas y descarnadas, cañas largas y redondas, tendón ancho y separado, cuartillas largas, muslo grueso, pierna larga, corvejones algo acodados, aplomos buenos, temperamento linfático.

En cuanto al temperamento linfático que la Memoria al Excmo. Sr. Ministro de Fomento achaca a las yeguas gallegas y a las burgalesas, creemos que, aparte de ser su valoración la más subjetiva, el temperamento se ve afectado por el tipo de vida del animal, por el exceso de trabajo o por el tipo de alimentación, sobre todo si ésta es escasa.

Oviedo: En la montaña son más del tipo de carga, tienen una alzada de seis cuartas y media, perfil cóncavo, cuello corto y recto, cruz baja y estrecha, dorso corto, lomo corto, grupa larga y recia, caderas redondas, espaldas largas y oblícuas, antebrazos robustos, rodillas anchas y pastosas, cañas cortas, cuartillas algo largas, tendón grueso, muslo largo y robusto, corvejón acodado, costillares planos en su parte superior, temperamento muscular. (Memoria al Excmo. Sr. Ministro de Fomento. 1861)

 Sobre las jacas pamplonesas: ”se producen en Navarra y Vascongadas, especialmente en el valle de Ayecena y partidos de Bilbao, Durango, Guernica y Valmaseda; su principal mercado es la feria de San Fermín en Pamplona, donde se venden de 60 a 150 pesetas a los dos, tres y cuatro años de edad: son de cabeza pequeña, bien unida al cuello y perfil rectilíneo; ojos vivos y expresivos; orejas pequeñas, finas y muy movibles; cuello algo corto y musculoso; dorso y lomos cortos y robustos; grupa y caderas redondeadas y potentes; pecho amplio; cuerpo recogido, extremidades fuertes, bien aplomadas, con articulaciones amplias y enjutas, cuartillas rectas y cortas; cascos pequeños y duros; de capa negra y alazana; de 1m.24 a lm.27 de alzada; de una robusta complexión y de temperamento sanguíneo- nervioso; la jaca pamplonesa tiene gran energía, es muy veloz, resistente y de mucha sobriedad”. (Molina Serrano, Eusebio 1899. Cría caballar y remonta)

La Memoria al Excmo. Sr. Ministro de Fomento (1861) refiere que en Álava existían 4.760 yeguas, de las que 1.960 correspondían a yeguas que vivían en las montañas del norte de la provincia, y que éstas eran las de menor alzada.

el sin número de jacos que se crían silvestres en los montes de Aramayona, Navarra, Asturias, etc., de que nadie se ha ocupado.” (Cubillo y Zarzuelo, Pedro. 1879. La verdad en la cría caballar)

En Aragón y Cataluña también hubo jacas serranas: “En Aragón se crían hermosos caballos, si bien de poca alzada, de cabeza y cuello hermosos, grupa arredondeada, extremos fuertes y finos, articulaciones firmes, anchas y limpias, que pueden competir en formas y resistencia con los extranjeros”. (Briones, Pedro y Nieto, Juan Abdón. 1851. Manual de Veterinaria)

Juan Cotarelo las señala aún, en su Mapa de la cría caballar de España (1861) en el Valle del Roncal, Jaca, Ainsa, Benasque, Calamocha, Belchite y Sierras del Cadí, Montseny, Montsant y en Reus pero, por la proximidad de estas regiones a Francia y la facilidad que esta circunstancia les ofrecía para la traer caballos de allí, causó que éstas fueran las primeras poblaciones en bastardearse: “Caballos aragoneses y catalanes. La proximidad de estas comarcas a Francia y el comercio mutuo que con esta nación se verifica, ha sido y es la causa de que existan en ellas un considerable número de ganado caballar francés de diferentes castas, aclimatado y connaturalizado”. (Cubillo y Zarzuelo, Pedro. 1879. La verdad en la cría caballar)

En la Memoria al Excmo. Sr. Ministro de Fomento (1861) describen, sin diferenciar por hábitats, el tipo de yeguas comunes en Huesca y dice que las condiciones de las yeguas varían mucho su alzada, que va de seis y media a siete (1,35m. a 1,46m.), pocas son las de siete y menos las que exceden; cabeza muy perfecta por la regularidad de todas sus dimensiones, orejas pequeñas, frente ancha, ojos rasgados y alegres, narices dilatadas, piel delgada, vasos aparentes y pelo fino, cuello de pichón, cruz baja y recia (algunas con cruz alta y descarnada), dorso más bien largo, cuasi recto y musculatura robusta, lomos robustos y normalmente cortos, anchos y recios, grupa y caderas proporcionadas, espaldas rectas u oblícuas pero secas, el brazo forma un encuentro ancho y abultado pero al llegar al codillo se remete, los antebrazos delgados y descarnados sufren la misma torsión, las rodillas boyunas, cañas estrechas y redondas con tendones delgados aplastados y deprimidos, menudillos estrechos, cuartillas delgadas y normalmente cortas, cascos izquierdos. Temperamento linfático, a veces sanguíneo y las menos nervioso. Nos resulta inexplicable el motivo por el cual estas excelentes jacas oscenses padecían ese grave defecto en las extremidades anteriores. Al margen de este defecto, su descripción guarda alguna similitud con la que Eusebio Molina hace de las jacas de Pamplona.

Zona de levante.

El caballo serrano de la zona levantina era de cabeza pequeña, cuello delgado, cruz estrecha y espaldas enjutas. Juan Cotarelo las ubicaba en Cartagena, Chinchilla, Requena y Segorbe.

 

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Distribución de las jacas en España a mediados del siglo XIX, según Juan Cotarelo y Garastazu.

 

 

Principio del documento                                                                                         El tipo de la campiña.