|
Orígenes y evolución de la
ganadería ibérica. Tradicionalmente
se considera al Neolítico como el periodo en el que se desarrolla la
domesticación de las especies salvajes y, por tanto, el nacimiento de la
agricultura y la ganadería, sin embargo estos procesos, tanto en plantas como
en animales, se iniciaron durante el periodo Mesolítico e incluso, en algunos
casos, en el Paleolítico. No
fue un proceso súbito que marcase un límite claramente definido entre un
antes y un después, sino un proceso muy largo y oscilante, con avances y
retrocesos, de múltiples orígenes y de muy desigual distribución que convivió
largamente con los sistemas originales de manutención: la caza y la
recolección. Parece
que el lobo fue el primer animal en ser domesticado. En yacimientos
peninsulares han sido encontrados restos óseos de perro que datan de hace
10.000 años. Sin
duda éste factor contribuyó decisivamente al desarrollo de la ganadería ya
que ésta se inició mediante el control de algunas poblaciones silvestres en
el que, cabe suponer, el perro colaboraría activamente. Esta
intervención en el desarrollo natural de las poblaciones salvajes consistía
en la permanente localización de las manadas, intervenciones en el medio para
mejorar sus condiciones y favorecer el desarrollo de estas especies
(deforestación y control de la vegetación mediante el fuego), la
determinación del número, sexo, edad y momento del sacrificio de sus
componentes y su protección contra los ataques de las tribus rivales u otras
especies predadoras. Estas
intervenciones tenían escasa incidencia en el fenotipo y genotipo de estas
poblaciones ya que prácticamente seguían siendo animales silvestres y, cuando
las circunstancias (guerras, epidemias o catástrofes naturales) hacían
desaparecer este control humano, regresaban a su estatus natural. Estos
procesos de pre-domesticación pudieron ejercerse sobre las especies nativas
que reunían las condiciones adecuadas, como el uro, el caballo, el jabalí y
la cabra. Otras especies nativas, como el ciervo, el corzo, el rebeco, el
zorro o el gato montés no pudieron domesticarse o no resultó interesante su
domesticación. Por otra parte, animales como la oveja, el asno o la gallina,
hoy en día considerados propios de la ganadería ibérica, no pudieron ser
domesticados aquí por no habitar en la península ibérica sus ancestros
silvestres, sino que fueron importados ya en su forma doméstica. A
continuación exponemos como hipótesis el devenir de las principales especies
domésticas peninsulares y de sus razas. |
||
|
|