image002.jpg

      losino@soscaballolosino.com    

                                               www.razasautoctonas.es                    image004.jpg

 

 

RAZAS AUTÓCTONAS

 

- INICIO

- VACUNO

- EQUINO – CABALLOS - ASNOS

- OVINO

- CAPRINO

- PORCINO

- AVES - GALLINAS - PAVOS

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

image012.jpg

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

image017.jpg

Excavaciones de Abidos (Egipto)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

image019.jpg

 

image020.jpg

 

image021.jpg

Dos tipos de asno sardo.

 

image010.jpg

American Mammoth donkey.

 

image022.jpg

Aso Mirandés

 

image023.jpg

Asno de Poitou (SABAUD)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

image027.jpg

Asno de Tenerife (Foto FEDAC)

 

image028.jpg

Asno de las Encartaciones

 

 

image029.jpg

Carlos III

 

image030.jpg

Jorge Washington

 

image040.jpg

El Conde de Floridablanca

 

 

 

Origen del asno doméstico.

 

El burro o asno doméstico (Equus asinus) procede del Equus africanus (Heuglin and Fitzinger 1866)

El área de distribución natural de esta especie silvestre era el norte de África, desde el océano Atlántico hasta el mar Rojo y desde el mar Mediterráneo hasta el sur del Sáhel. Esta extensa zona sufrió un largo proceso de desecación que comenzó en el VII milenio a.C. y concluyó en el 1.100 a.C., trasformando la sabana inicial en el desierto del Sáhara. Probablemente este fenómeno climático dividió la especie en dos poblaciones recluidas en los márgenes habitables; una al norte, en la franja costera que dio origen al Equus africanus atlanticus, y otra al sur, en el Sáhel, que daría origen al Equus africanus somaliensis.

image041.jpg

Ambas poblaciones sufrieron una progresiva reducción de su área de distribución. Los de la subespecie atlántica quedaron recluidos al occidente, en torno a la cordillera del Atlas (Marruecos, Tunez y Argelia) hasta su completa extinción en el año 300 (Antonius 1938). Los del Sáhel se recluyeron en oriente, en el cuerno de África, donde aún perviven algunas manadas en Sudán, Eritrea, Somalia y Etiopía.

Algunos autores consideran al asno de Sudán y norte de Eritrea una subespecie diferenciada (a la que denominan asno de Nubia o Equus africanus africanus) de la que habita en el sur de Eritrea, noreste de Etiopía y norte de Somalia (asno de Somalia o Equus africanus somaliensis) pero otros científicos la consideran una única subespecie. Esta controversia resulta aún más compleja por la facilidad con que se cruzan los ejemplares silvestres con los domésticos.

Han sido observadas algunas poblaciones de asnos salvajes en el norte de Chad y el macizo de Hoggar del Sáhara central, pero existe la duda de si estos son verdaderos asnos salvajes o de si se trata de ejemplares mostrencos.

image042.jpg

Equus africanus somaliensis.

Domesticación.

La domesticación del asno fue bastante tardía, se supone que tuvo lugar en el 5.000 a. C. Se ignora en cual o en cuales lugares se llevó a efecto.

Los restos zooarqueológicos más antiguos se han encontrado en Egipto, en el complejo funerario de Abidos, a 480 km., al sur de El Cairo, datado en 3.000 a. C., que se cree podría pertenecer a los primeros faraones (tal vez Narmer o Aha). En ésta mastaba, un equipo internacional, descubrió los esqueletos de 10 asnos machos de edades comprendidas entre los 8 y los 13 años. Su análisis demostró que se trataban de ejemplares domésticos y que habían sido usados para acarrear cargas pesadas ya que presentan varias patologías óseas típicas como la abrasión del cartílago, la formación de osteofitos o el desgaste de la superficie de las articulaciones, sin embargo apenas presentan alteraciones morfológicas con respecto a los ejemplares silvestres, lo que puede indicar que las modificaciones morfológicas derivadas de la domesticación tardaron en aparecer mucho más de lo que se estimaba, o bien que los egipcios cruzaban sus asnos domésticos con el agriotipo, práctica que parece acreditada: “Es característico de los antiguos criadores de asnos elegir solamente asnas y no sementales, y asegurar la reproducción atando la asna en celo en algún sitio donde estuviesen seguros de que un semental salvaje viniese del bosque, de la estepa, de la montaña o del desierto y la cubriese. Hay grabados en roca de esta práctica en el desierto oriental de Egipto; pero aún más: lo siguen haciendo hoy los criadores de asnos en los límites del desierto Kauth entre India y Pakistán”. (Yanes García, J. M. El asno zamorano-leonés. Razas equinas de Castilla y León. 1999)

Esta cita, indirectamente, nos indica que el cruce de asno con onagro es viable ya que los criadores del desierto de Kauth cubrirían sus burras con los asnos salvajes asiáticos (Equus hemionus onager)

Los análisis del ADN mitocondrial revelan la participación de dos subespecies en la conformación del asno doméstico. Esto se puede interpretar como que existieron dos focos de domesticación independientes, uno al norte que usó a la subespecie Equus africanus atlanticus (o la subespecie Equus africanus africanus) y otro al sur que domesticó a la subespecie Equus africanus somaliensis, o bien que a los burros domésticos se unieron hembras salvajes de la otra subespecie.

 

Los asnos en la península ibérica.

Desde Egipto, los burros se distribuyeron por el Oriente Próximo. En Siria, Irán e Irak se han encontrado restos datados entre el 2.800 y el 2.500 a. C.

Parece ser que a la península ibérica llegaron a bordo de los barcos fenicios. En los asentamientos fenicios de Castillo de Doña Blanca (Puerto de Santa María) y Toscanos (Vélez-Málaga) se han encontrado restos de asnos pertenecientes al siglo VIII a, C., pero teniendo en cuenta que la fundación fenicia de Cádiz data del 1.100 a. C., que los fenicios estaban especialmente interesados en la adquisición de minerales y que el burro es el animal idóneo para su acarreo desde las minas hasta las embarcaciones, parece razonable pensar que la presencia de los asnos en la península ibérica fuese algo anterior.

Por otra parte, el hecho de que a la península no llegasen asnos hasta que no los trajeron los fenicios significaría que en el Magreb no se habían domesticado los asnos autóctonos ya que los intercambios comerciales entre ambas orillas del estrecho comenzaron en el Neolítico y, de haber sido ya domesticado hubieran llegado mucho antes.

Por Plinio (Naturalis Historia, Libro VIII) sabemos que en el siglo primero los asnos en Hispania ya se criaban profusamente: “Es cosa sabida que en la Celtiberia las burras han llegado a producir crías por valor de 400.000 sextercios” (García Bellido A. La España del siglo primero de nuestra era, 1947)

Los romanos potenciaron la cría de mulas y con ello el asno adquiere un doble valor: el que le otorga su uso como animal de trasporte y el de semental productor de híbridos con yeguas. A partir de ese momento se inicia una selección que diversificó los asnos peninsulares en dos tipos: el común y el selecto o gigante, especializado en la producción mulatera.

En nuestras latitudes, la mula ha demostrado ser el motor de sangre idóneo, es más fuerte, frugal y resistente que el caballo en trabajos pesados como la agricultura o el transporte y mucho más rápida y fácil de mantener que el buey.

Durante la Edad Media se consolidaron tres razas selectas al amparo de las tres grandes potencias peninsulares: el asno catalán, en  el Reino de Aragón, el Zamorano en el de Castilla y León y el andaluz en el Califato de Córdoba.

En los asnos, como en la mayoría de los ungulados, la domesticación les produjo una disminución de tamaño, sin embargo, en el caso de estas tres razas ibéricas, su alzada se logró aumentar muy significativamente, superando los 160 cm., de alzada.

Estas razas gigantes son un inestimable logro de la ganadería hispana y que (tras el caballo, la oveja merina y los perros perdigueros) han tenido una mayor difusión e influencia internacional, siendo reputadas como las mejores para la producción mulatera.

De la mano de la Corona de Aragón, el asno catalán llegó a las islas Baleares, Cerdeña, Sicilia, península italiana, sur de Francia, Grecia y a toda la cuenca mediterránea en general. En Mallorca se consolidó la raza mallorquina. En Cerdeña aún conviven dos tipos de asno, uno pequeño, de capa clara y tipo africano junto con otro más grande y robusto, de capa oscura con aclaramiento en la panza, zona interna de las extremidades y hocico, descendiente de los burros catalanes. En la Puglia se mantiene la raza Martina Franca, de clara ascendencia catalana, En Sicilia se cría el asno Ragusano que. Al igual que el de la isla de Pantelaria, tiene evidentes influencias hispanas. En Francia influyeron en el asno de la Provenza y en el de Berry (Grand Noir du Berry)  

image054.jpg

Garañón catalán

El asno zamorano gozó de la protección de la Corona de Castilla y León, quien prohibió su exportación. Aún así, estos burros traspasaron la frontera portuguesa y generaron al asno de Miranda do Douro. Ya en el siglo XVIII, Carlos III levantó la prohibición permitiendo que salieran burros zamoranos hacia Francia, donde dieron origen al burro del Poitou (otros autores lo achacan a Felipe V) y complació a George Washington regalándole un par de garañones para mejorar la producción de mulas en los Estados Unidos de Norteamérica (1).

 

image055.jpg

Garañón zamorano

En el Califato de Córdoba se fraguó la excelente raza que hoy conocemos como asno andaluz pero resulta un misterio cómo ha podido llegar hasta nuestros días ya que la producción de mulas estuvo prohibida en Andalucía desde el siglo XV al XIX, por lo que carecía de sentido mantener estos animales. Podría deberse a que esta raza andaluza encontrase durante aquellos cuatrocientos años refugio en La Mancha, área de máxima producción de mulas de España y, por tanto, gran demandadora de garañones, o a que la prohibición del uso de las mulas en Andalucía forzara a sus campesinos a procurarse burros de gran tamaño que pudieran suplirlas en los trabajos agrícolas y en el trasporte. De ser así, esta raza no debería su existencia a la producción de híbridos sino, contrariamente, a su prohibición.

 

image056.jpg

Garañón andaluz.

Desde Andalucía se enviaron burros a las islas Canarias, donde originaron la raza asnal majorera, y a América, a donde llegaron en 1495. En Jamaica y en las provincias peruanas de Cailloma y Cañete llegaron a constituirse poblaciones cimarronas.

Los estudios genéticos han demostrado que las tres razas de asnos presentan relaciones genéticas muy próximas, ocupando un extremo el asno catalán y el otro el andaluz, quien a su vez está próximo al asno marroquí. (Ver artículo Influencias africanas)  La diferenciación genética tan solo supone el 4,1% mientras que el 95,9% corresponde a diferencias entre individuos, lo que indica un elevado flujo de genes entre estas razas (Aranguren Méndez, J. A. 2002)

Los burros comunes, de menor alzada, estaban distribuidos por toda la geografía peninsular. La mayor parte de estos tipos han desaparecido sin dejar constancia. Solo se han conservado el burro fariñeiro en Galicia y el de las Encartaciones vizcaínas.

 

(1)  Un regalo de Carlos III a Washington

Las relaciones entre Carlos III y el gran libertados de EE.UU. de América eran muy estrechas al final del siglo XVIII. La Corona española ayudó y fomentó la independencia del primer Estado americano y en Madrid había un representante de este Estado americano. El General Washington escribió a su representante en Madrid, Mr. Carmichael, una carta en 1784 para que le comprara un burro semental, un garañón, y se lo enviase a EE. UU.

Suponemos que el general, bien por una visión de futuro político de extender sus territorios hacia el Sur y Suroeste, o bien por un ensayo ganadero en sus propiedades, el caso es que con aguda intuición para uno y otro proyecto solicitó el envío del garañón.

Pero estaba prohibido en toda Europa la salida de ganados vivos y sobre todo sementales. El Encargado de Negocios de EE. UU. en España inició las gestiones, pero el Conde de Floridablanca, Secretario de Estado, al enterarse de los deseos de Washington se lo comentó al Rey Carlos III, quien quiso entonces hacer este regalo y temiendo que el burro pudiera enfermar o morir en tan largo viaje transoceánico, dispuso adquirir a su costa dos garañones en lugar de uno. El Jefe de Postas de Zamora, región rica y famosa en este ganado, fue el encargado de la compra. El expediente de esa compra se tramitó en dos años. Vemos por él donde y a quién se compran y el cuidado y traslado desde Zamora a Bilbao y de Bilbao a Nueva York; sabemos por el documento el coste de la alimentación, gastos de mozos de mulas, etcétera. Un burro murió en el viaje y el otro llegó a la finca del General Jorge Washington. Pedro Téllez fue el mozo de mulas, que no quiso ninguna gratificación, y a su vuelta el Conde de Floridablanca le otorgó una plaza de guarda de las alcabalas de Zamora.

Así se inicia en el Norte de EE. UU. la cría de las mulas, pues en el Sur y Suroeste, en los Estados de Florida, Texas, Arizona, Nuevo México y California, ya se encontraron los norteamericanos este ganado al incorporar estas extensísimas provincias a su confederación. (Tudela de la Orden, José)

 

image057.jpg

(Voltes, P.:1992 Historia Inaudita de España. Círculo de Lectores).

 

Literatura consultada:

-Alaouia, N., 2001, Caracterización citogenética de cinco razas asnales españolas en peligro de extinción. Tesina de investigación. U.A.B.

- Aranguren Méndez, J. A. 2002, Caracterización y relaciones filogenéticas de cinco razas asnales españolas en peligro de extinción mediante la utilización de marcadores microsatélites: Su importancia en los programas de conservación. Tesis doctoral. U.A.B

- García Bellido A. 1947, La España del siglo primero de nuestra era. Ed. Espasa Calpe.

- Moehlman, P.D. (ed). 2002. Equids: Zebras, Asses, and Horses: Status Survey and Conservation Action Plan. IUCN/SCC Equid Specialist Group, IUCN (The World Conservation Union), Gland Switzerland and Cambridge.

- Rodero E. et al. 1998, Situación actual de la población asnal autóctona española.

- Rossel S. et al. 2008, Domestication of the donkey: Timing, processes,and indicators. The National Academy of Sciences of the USA

- Tudela de la Orden, José. 1993. Historia de la ganadería hispanoamericana (homenaje en su centenario) Ediciones de Cultura Hispánica. Agencia Española de Cooperación Internacional)

- Voltes, P.:1992 Historia Inaudita de España. Círculo de Lectores.

- Yanes García, J. M. 1999. El asno zamorano-leonés. Razas equinas de Castilla y León.

 

 

Volver arriba.