Excavaciones de Abidos (Egipto) Dos tipos de asno sardo. American Mammoth donkey. Aso Mirandés Asno de Poitou (SABAUD) Asno de Tenerife (Foto FEDAC) Asno de las Encartaciones Carlos III Jorge Washington El Conde de Floridablanca |
Origen del asno doméstico. El burro o asno
doméstico (Equus asinus) procede
del Equus africanus (Heuglin and
Fitzinger 1866) El área de distribución
natural de esta especie silvestre era el norte de África, desde el océano
Atlántico hasta el mar Rojo y desde el mar Mediterráneo hasta el sur del
Sáhel. Esta extensa zona sufrió un largo proceso de desecación que comenzó en
el VII milenio a.C. y concluyó en el 1.100 a.C., trasformando la sabana
inicial en el desierto del Sáhara. Probablemente este fenómeno climático
dividió la especie en dos poblaciones recluidas en los márgenes habitables;
una al norte, en la franja costera que dio origen al Equus africanus atlanticus, y otra al sur, en el Sáhel, que daría
origen al Equus africanus somaliensis. Ambas poblaciones
sufrieron una progresiva reducción de su área de distribución. Los de la
subespecie atlántica quedaron recluidos al occidente, en torno a la
cordillera del Atlas (Marruecos, Tunez y Argelia) hasta su completa extinción
en el año 300 (Antonius 1938). Los del Sáhel se recluyeron en oriente, en el
cuerno de África, donde aún perviven algunas manadas en Sudán, Eritrea,
Somalia y Etiopía. Algunos autores
consideran al asno de Sudán y norte de Eritrea una subespecie diferenciada (a
la que denominan asno de Nubia o Equus
africanus africanus) de la que habita en el sur de Eritrea, noreste de
Etiopía y norte de Somalia (asno de Somalia o Equus africanus somaliensis) pero otros científicos la consideran
una única subespecie. Esta controversia resulta aún más compleja por la
facilidad con que se cruzan los ejemplares silvestres con los domésticos. Han sido observadas
algunas poblaciones de asnos salvajes en el norte de Chad y el macizo de
Hoggar del Sáhara central, pero existe la duda de si estos son verdaderos
asnos salvajes o de si se trata de ejemplares mostrencos. Equus africanus
somaliensis. Domesticación. La domesticación del
asno fue bastante tardía, se supone que tuvo lugar en el 5.000 a. C. Se
ignora en cual o en cuales lugares se llevó a efecto. Los restos
zooarqueológicos más antiguos se han encontrado en Egipto, en el complejo
funerario de Abidos, a 480 km., al sur de El Cairo, datado en 3.000 a. C.,
que se cree podría pertenecer a los primeros faraones (tal vez Narmer o Aha).
En ésta mastaba, un equipo internacional, descubrió los esqueletos de 10
asnos machos de edades comprendidas entre los 8 y los 13 años. Su análisis
demostró que se trataban de ejemplares domésticos y que habían sido usados
para acarrear cargas pesadas ya que presentan varias patologías óseas típicas
como la abrasión del cartílago, la formación de osteofitos o el desgaste de
la superficie de las articulaciones, sin embargo apenas presentan
alteraciones morfológicas con respecto a los ejemplares silvestres, lo que
puede indicar que las modificaciones morfológicas derivadas de la
domesticación tardaron en aparecer mucho más de lo que se estimaba, o bien
que los egipcios cruzaban sus asnos domésticos con el agriotipo, práctica que
parece acreditada: “Es característico
de los antiguos criadores de asnos elegir solamente asnas y no sementales, y
asegurar la reproducción atando la asna en celo en algún sitio donde estuviesen
seguros de que un semental salvaje viniese del bosque, de la estepa, de la
montaña o del desierto y la cubriese. Hay grabados en roca de esta práctica
en el desierto oriental de Egipto; pero aún más: lo siguen haciendo hoy los
criadores de asnos en los límites del desierto Kauth entre India y Pakistán”.
(Yanes García, J. M. El asno
zamorano-leonés. Razas equinas de Castilla y León. 1999) Esta cita,
indirectamente, nos indica que el cruce de asno con onagro es viable ya que
los criadores del desierto de Kauth cubrirían sus burras con los asnos
salvajes asiáticos (Equus hemionus
onager) Los análisis del ADN
mitocondrial revelan la participación de dos subespecies en la conformación
del asno doméstico. Esto se puede interpretar como que existieron dos focos
de domesticación independientes, uno al norte que usó a la subespecie Equus africanus atlanticus (o la
subespecie Equus africanus africanus) y otro al sur que domesticó a la
subespecie Equus africanus somaliensis,
o bien que a los burros domésticos se unieron hembras salvajes de la otra
subespecie. Los asnos en la península ibérica. Desde Egipto, los
burros se distribuyeron por el Oriente Próximo. En Siria, Irán e Irak se han
encontrado restos datados entre el 2.800 y el 2.500 a. C. Parece ser que a la península
ibérica llegaron a bordo de los barcos fenicios. En los asentamientos
fenicios de Castillo de Doña Blanca (Puerto de Santa María) y Toscanos
(Vélez-Málaga) se han encontrado restos de asnos pertenecientes al siglo VIII
a, C., pero teniendo en cuenta que la fundación fenicia de Cádiz data del
1.100 a. C., que los fenicios estaban especialmente interesados en la
adquisición de minerales y que el burro es el animal idóneo para su acarreo
desde las minas hasta las embarcaciones, parece razonable pensar que la
presencia de los asnos en la península ibérica fuese algo anterior. Por otra parte, el
hecho de que a la península no llegasen asnos hasta que no los trajeron los
fenicios significaría que en el Magreb no se habían domesticado los asnos
autóctonos ya que los intercambios comerciales entre ambas orillas del
estrecho comenzaron en el Neolítico y, de haber sido ya domesticado hubieran
llegado mucho antes. Por Plinio (Naturalis Historia, Libro VIII) sabemos
que en el siglo primero los asnos en Hispania ya se criaban profusamente: “Es cosa sabida que en la Celtiberia las
burras han llegado a producir crías por valor de 400.000 sextercios” (García
Bellido A. La España del siglo primero
de nuestra era, 1947) Los romanos potenciaron
la cría de mulas y con ello el asno adquiere un doble valor: el que le otorga
su uso como animal de trasporte y el de semental productor de híbridos con
yeguas. A partir de ese momento se inicia una selección que diversificó los
asnos peninsulares en dos tipos: el común y el selecto o gigante,
especializado en la producción mulatera. En nuestras latitudes,
la mula ha demostrado ser el motor de sangre idóneo, es más fuerte, frugal y
resistente que el caballo en trabajos pesados como la agricultura o el
transporte y mucho más rápida y fácil de mantener que el buey. Durante la Edad Media
se consolidaron tres razas selectas al amparo de las tres grandes potencias
peninsulares: el asno catalán, en el
Reino de Aragón, el Zamorano en el de Castilla y León y el andaluz en el
Califato de Córdoba. En los asnos, como en
la mayoría de los ungulados, la domesticación les produjo una disminución de
tamaño, sin embargo, en el caso de estas tres razas ibéricas, su alzada se
logró aumentar muy significativamente, superando los 160 cm., de alzada. Estas razas gigantes
son un inestimable logro de la ganadería hispana y que (tras el caballo, la
oveja merina y los perros perdigueros) han tenido una mayor difusión e
influencia internacional, siendo reputadas como las mejores para la
producción mulatera. De la mano de la Corona
de Aragón, el asno catalán llegó a las islas Baleares, Cerdeña, Sicilia,
península italiana, sur de Francia, Grecia y a toda la cuenca mediterránea en
general. En Mallorca se consolidó la raza mallorquina. En Cerdeña aún
conviven dos tipos de asno, uno pequeño, de capa clara y tipo africano junto
con otro más grande y robusto, de capa oscura con aclaramiento en la panza,
zona interna de las extremidades y hocico, descendiente de los burros
catalanes. En la Puglia se mantiene la raza Martina Franca, de clara
ascendencia catalana, En Sicilia se cría el asno Ragusano que. Al igual que
el de la isla de Pantelaria, tiene evidentes influencias hispanas. En Francia
influyeron en el asno de la Provenza y en el de Berry (Grand Noir du
Berry) Garañón catalán El asno zamorano gozó
de la protección de la Corona de Castilla y León, quien prohibió su exportación.
Aún así, estos burros traspasaron la frontera portuguesa y generaron al asno
de Miranda do Douro. Ya en el siglo XVIII, Carlos III levantó la prohibición
permitiendo que salieran burros zamoranos hacia Francia, donde dieron origen
al burro del Poitou (otros autores lo achacan a Felipe V) y complació a
George Washington regalándole un par de garañones para mejorar la producción
de mulas en los Estados Unidos de Norteamérica (1). Garañón zamorano En el Califato de
Córdoba se fraguó la excelente raza que hoy conocemos como asno andaluz pero
resulta un misterio cómo ha podido llegar hasta nuestros días ya que la
producción de mulas estuvo prohibida en Andalucía desde el siglo XV al XIX,
por lo que carecía de sentido mantener estos animales. Podría deberse a que
esta raza andaluza encontrase durante aquellos cuatrocientos años refugio en
La Mancha, área de máxima producción de mulas de España y, por tanto, gran
demandadora de garañones, o a que la prohibición del uso de las mulas en
Andalucía forzara a sus campesinos a procurarse burros de gran tamaño que
pudieran suplirlas en los trabajos agrícolas y en el trasporte. De ser así,
esta raza no debería su existencia a la producción de híbridos sino,
contrariamente, a su prohibición. Garañón andaluz. Desde Andalucía se
enviaron burros a las islas Canarias, donde originaron la raza asnal
majorera, y a América, a donde llegaron en 1495. En Jamaica y en las
provincias peruanas de Cailloma y Cañete llegaron a constituirse poblaciones
cimarronas. Los estudios genéticos
han demostrado que las tres razas de asnos presentan relaciones genéticas muy
próximas, ocupando un extremo el asno catalán y el otro el andaluz, quien a
su vez está próximo al asno marroquí. (Ver
artículo Influencias africanas) La
diferenciación genética tan solo supone el 4,1% mientras que el 95,9%
corresponde a diferencias entre individuos, lo que indica un elevado flujo de
genes entre estas razas (Aranguren Méndez, J. A. 2002) Los burros comunes, de
menor alzada, estaban distribuidos por toda la geografía peninsular. La mayor
parte de estos tipos han desaparecido sin dejar constancia. Solo se han
conservado el burro fariñeiro en Galicia y el de las Encartaciones vizcaínas. (1) Un regalo de Carlos III a Washington Las relaciones
entre Carlos III y el gran libertados de EE.UU. de América eran muy estrechas
al final del siglo XVIII. La Corona española ayudó y fomentó la independencia
del primer Estado americano y en Madrid había un representante de este Estado
americano. El General Washington escribió a su representante en Madrid, Mr.
Carmichael, una carta en 1784 para que le comprara un burro semental, un
garañón, y se lo enviase a EE. UU. Suponemos que
el general, bien por una visión de futuro político de extender sus
territorios hacia el Sur y Suroeste, o bien por un ensayo ganadero en sus
propiedades, el caso es que con aguda intuición para uno y otro proyecto
solicitó el envío del garañón. Pero estaba
prohibido en toda Europa la salida de ganados vivos y sobre todo sementales.
El Encargado de Negocios de EE. UU. en España inició las gestiones, pero el
Conde de Floridablanca, Secretario de Estado, al enterarse de los deseos de
Washington se lo comentó al Rey Carlos III, quien quiso entonces hacer este
regalo y temiendo que el burro pudiera enfermar o morir en tan largo viaje
transoceánico, dispuso adquirir a su costa dos garañones en lugar de uno. El
Jefe de Postas de Zamora, región rica y famosa en este ganado, fue el
encargado de la compra. El expediente de esa compra se tramitó en dos años.
Vemos por él donde y a quién se compran y el cuidado y traslado desde Zamora
a Bilbao y de Bilbao a Nueva York; sabemos por el documento el coste de la
alimentación, gastos de mozos de mulas, etcétera. Un burro murió en el viaje
y el otro llegó a la finca del General Jorge Washington. Pedro Téllez fue el
mozo de mulas, que no quiso ninguna gratificación, y a su vuelta el Conde de
Floridablanca le otorgó una plaza de guarda de las alcabalas de Zamora. Así se inicia
en el Norte de EE. UU. la cría de las mulas, pues en el Sur y Suroeste, en
los Estados de Florida, Texas, Arizona, Nuevo México y California, ya se
encontraron los norteamericanos este ganado al incorporar estas extensísimas
provincias a su confederación. (Tudela de la
Orden, José) (Voltes,
P.:1992 Historia Inaudita de España.
Círculo de Lectores). Literatura consultada: -Alaouia, N., 2001, Caracterización citogenética de cinco
razas asnales españolas en peligro de extinción. Tesina de investigación.
U.A.B. - Aranguren Méndez, J.
A. 2002, Caracterización y relaciones
filogenéticas de cinco razas asnales españolas en peligro de extinción
mediante la utilización de marcadores microsatélites: Su importancia en los programas
de conservación. Tesis doctoral. U.A.B - García Bellido A.
1947, La España del siglo primero de
nuestra era. Ed. Espasa Calpe. - Moehlman, P.D. (ed).
2002. Equids: Zebras, Asses, and
Horses: Status Survey and Conservation Action Plan. IUCN/SCC Equid
Specialist Group, IUCN (The World Conservation Union), Gland Switzerland and
Cambridge. - Rodero E. et al.
1998, Situación actual de la población
asnal autóctona española. - Rossel S. et al.
2008, Domestication of the donkey:
Timing, processes,and indicators. The National Academy of Sciences of the
USA - Tudela de la Orden,
José. 1993. Historia de la ganadería
hispanoamericana (homenaje en su centenario) Ediciones de Cultura
Hispánica. Agencia Española de Cooperación Internacional) - Voltes, P.:1992 Historia Inaudita de España. Círculo
de Lectores. - Yanes García, J. M.
1999. El asno zamorano-leonés. Razas
equinas de Castilla y León. |
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