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> Introducción

> Rescate del caballo losino

> Después de mi marcha

> La asociación “El Bardojal”

> El caballo losino, sus orígenes

> Prototipo de la raza losina
> Otros textos

> Investigación
> Bibliografía

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Manada de losinos en las sierras de Pancorbo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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A.G. El Correo 13/06/10

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Tarjeta de Telefónica sobre el caballo losino.

 

 

 

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Después de mi marcha.

 

Cuando la noticia llegó a oídos de Baudilio Fernández Mardomingo, por entonces ascendido a Director General de Producción Animal de la J.C. y L., me telefoneó para pedirme que reconsiderara mi decisión y regresara a hacerme cargo del ganado. Yo le dije que la decisión había sido muy meditada y que sería absurdo regresar mientras permanecieran las mismas condiciones que me hicieron marchar, que era una situación que yo solo no podía enderezar y que solamente en el caso de que la JCyL se decidiera a apoyar con franca disposición el Proyecto de Recuperación del Caballo Losino se podría encauzar el asunto, en cuyo caso podrían contar con mi colaboración. Al cabo de unos días Baudilio me contestó que la J.C. y L. me ofrecía 72.000 € si regresaba pero que se negaban a contemplar a la ganadería losina como un proyecto de recuperación y sería tratada como cualquier ganadería comercial, a lo que le repuse que eso me permitiría resolver momentáneamente la situación (pagar las indemnizaciones por los daños causados por los caballos en los cultivos) pero no garantizaba la continuidad del proyecto ni impedía que la situación se volviese a repetir en el futuro y que había dedicado 20 años de mi vida al caballo losino, gracias a los cuales se había rescatado la raza (que de otra manera hubiera desaparecido), se había multiplicado por diez su censo, se había creado su Libro Genealógico, se había reconocido nacional e internacionalmente y se habían publicado más de diez estudios científicos sobre ella pero que yo ya tenía 45 años y no podía seguir malgastando mi vida en una actividad que, no solo no era valorada sino que era sistemáticamente obstruida y boicoteada y, como esa inquina no era hacia el caballo losino sino hacia mi persona, retirándome yo se podría recuperar la serenidad y la J,C. y L. podría analizar objetivamente la situación actual y el futuro de la raza.

 

Al parecer, Baudilio estuvo tentado de poner en práctica el sistema que empleó en Prioro (León) donde ordenó a los cazadores locales que abatiesen las 200 vacas que, por muerte de su propietario, habían quedado desatendidas en sus montes pero, en esta ocasión, la presión de la opinión pública le hizo reconsiderar su postura. A ello contribuyeron el programa de “El Escarabajo Verde”, de TVE, la revista “National Geographic”, y varias páginas Web (incluida esta) que se crearon con aquella ocasión.

 

Desestimada esa “solución” optaron porque el Ayuntamiento de Pancorbo se hiciera cargo de la ganadería. Para ello firmaron un convenio por el que la J.C. y L. se comprometía a aportar 72.000 € al Ayuntamiento en concepto de gastos de mantenimiento de la ganadería durante los tres primeros años y 84.000 € para construir un cercado en unas fincas de  propiedad municipal, de unas 150 Has, donde, con el concurso de una cuadrilla de jinetes orduntiegos, encerraron 240 caballos (al resto les habían matado o  “desaparecieron”)

 

Evidentemente, esa superficie no podía  producir suficiente pasto para mantener a ese número de cabezas y las muertes por inanición no tardaron en producirse. Según me informaron unos asistentes a la primera subasta de caballos losinos organizada por el Ayuntamiento de Pancorbo, a simple vista se podían contar más de 12 cadáveres en la finca.

 

La subasta de caballos fue la solución que encontraron para resolver el problema de desnutrición de los caballos, mientras en las sierras se perdía el pasto sin que nadie lo aprovechase.  

 

Cuando me marché de Pancorbo, la ganadería estaba compuesta por 81 machos y 144 hembras de diversas edades, de las que 92 eran yeguas adultas por lo que, aplicando el índice de reproducción habitual, en la primavera de 2005 tendrían que haber nacido 76 potros.

 

En la campaña del 2006, el número de yeguas en edad de engendrar sería de 119, de las que tendría que haber nacido 98 crías. Es decir, que, cuando el Ayuntamiento se hizo cargo de la ganadería losina tendría que haber 399 ejemplares. A esta cifra hay que restar el porcentaje de bajas naturales y las bajas provocadas pero en ningún caso bajaría la cifra de 350 ejemplares.

 

En la actualidad, seis años después, el número de caballos losinos de Pancorbo apenas supera los 200 y la intención del Ayuntamiento, según las declaraciones publicadas en la prensa, es rebajarlo a 130 ejemplares.

 

Al descenso de su número se suma la baja calidad de algunos de los ejemplares que hoy en día se pueden ver en Pancorbo, lo que evidencia una mala selección de los reproductores y/o la infiltración de sangre externa al núcleo original. Incluso se observan ejemplares con capa distinta (el Libro Genealógico deja claro que solo serán admitidos los caballos de capa propia de la raza, que es la negra)

 

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Imagen de un vídeo promocional del Ayuntamiento de Pancorbo (2010)

 

Desde el inicio del proyecto, todos los potros fueron marcados con las siglas LA pero tras la muerte de mi padre decidí cambiar de hierro y, a partir del año 2000, les marqué con las iniciales de su apellido (JD).

 

Según me han informado, a mi sucesor en el cargo de Alcalde de Pancorbo le molestaba ver dichas iniciales en la nalga de los caballos y decidió desprenderse de ellos. El problema es que al tomar esa decisión también estaba eliminando a los mejores ejemplares, los de cuarta generación o F4 y produjo un grave atraso en el grado de selección y consolidación de la raza losina. 

 

Las aportaciones de la Junta de Castilla y León al Ayuntamiento de Pancorbo para la gestión de la ganadería losina durante los últimos cinco años asciende a 450.000 €.

 

El 18 de mayo de 2005, el Juzgado de lo Penal Nº 2 de Burgos dictó sentencia sobre la demanda que la Junta Vecinal de Obarenes había interpuesto contra mí por los daños  causados por mis caballos en una repoblación de pinos de su propiedad (valorados en 121.284,64 €). En esta ocasión sí quedó claro que el demandante era el mismo que había causado los daños al destruir reiteradamente la alambrada que impedía el paso de los animales al término de Obarenes, por lo que el Juzgado declaró: “ Fallo: Que debo absolver y absuelvo a Ricardo de Juana Aranzana del delito de daños que se le imputa con declaración de las costas de oficio” (Doc).

 

Esta sentencia fue recurrida ante la Audiencia Provincial de Burgos quien, con fecha 24 de noviembre de 2005, desestimó el recurso de apelación y confirmó la sentencia anterior.

 

Esto me abría la posibilidad de reclamar las indemnizaciones que me había visto obligado a abonar en los últimos años pero mi abogado no supo (o no quiso) emprender las demandas y mi situación económica me impedía contratar los servicios de ningún otro letrado, por lo que esta situación injusta permanece hasta el día de hoy.

 

Campaña de descrédito.

 

Se ha dicho en Pancorbo que yo he cobrado una fortuna por la venta de los caballos al Ayuntamiento y que ahora vivo de las rentas. El Ayuntamiento redactó un Convenio por el que se comprometía a tasar la ganadería y, una vez deducidos los gastos ocasionados, pagarme la cantidad restante (Doc.). Este Convenio se incumplió y se hicieron con la propiedad de la ganadería sin abonarme cantidad alguna, a pesar de que en los presupuestos municipales del año 2006 registraron una partida de 21.000 € (partida 7/687.01.06) en concepto de adquisición de la ganadería losina. 

 

Tampoco puedo estar de acuerdo con lo que el Ayuntamiento ha declarado en algunas publicaciones pretendiendo hacer creer que han sido ellos los que han identificado mediante microchip (transpondedor electrónico subcutáneo) a los caballos. Yo tenía a mis caballos identificados mediante ese mismo sistema, como prueban los registros del Libro Genealógico. En el año 2004, figuran 227 ejemplares inscritos y todos poseen su número de identificación (Doc.). Pero además les marcaba a fuego en la paletilla el número correlativo de la ganadería y les ponía un cinto al cuello con una etiqueta de plástico amarillo con el mismo número grabado. La mayor parte de las yeguas llevaban cencerro y también los cencerros estaban troquelados con mis iniciales y un número correlativo e incluso, a algunas, las marqué mediante cortes en las orejas. De manera que mis caballos estaban identificados hasta con cinco sistemas complementarios

 

También es falso que ahora intenten su genotipado por primera vez. Ya en 1996 extraje muestras de sangre que envié a la Facultad de Veterinaria de Córdoba y la de Madrid, donde se realizaron los análisis genéticos y, fruto de ello, hoy hay publicados más de una decena de estudios científicos sobre el caballo losino (ver capítulo Investigación).

 

Sobre su uso en la equitación y el turismo ecuestre, ya en los años 90 organizaba rutas ecuestres para los turistas. Durante bastantes años, mientras me fue posible, mantuve doce caballos domados y ensillados y disponía de un coche jardinera para engancharlos. Los hosteleros de Pancorbo pueden dar fe de ello.

 

Sobre su promoción; desde el año 1992, en que llevé a mis caballos a la Feria Universal Ganadera de Salamanca, les he presentado en más de diez certámenes, entre los que se destacan ECUMAD (Madrid), EQUUS CATALONIA (Gerona), SAMOA (Burgos) o la Feria de las Razas Autóctonas de Zamora, mientras que el Ayuntamiento solo ha presentado el ganado en la feria de Criales de Losa.

 

Otro tanto podría decir de las publicaciones, conferencias, programas de radio y televisión en las que presenté la raza losina.

 

Todo esto fue posible (a pesar de las enormes penurias económicas) porque, desde un planteamiento altruista y convencido de que estaba trabajando por la conservación de la biodiversidad y por el patrimonio natural de mi país, aposté todo por esta raza de caballos sin escatimar dinero, esfuerzos ni sacrificios personales. Me lo jugué todo y lo perdí, lo asumo, pero lo que no acepto es que ahora se pretenda desacreditarme y ningunear mi trabajo en el rescate de la raza losina, haciendo creer que los daños causados por los caballos en los cultivos se debieron a mi supuesta desidia. Esa es una zafia campaña de descrédito que a quien realmente desacredita es al que la promueve.

 

 

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