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DE LA CAPA DE LOS
LOSINOS
La
raza losina se caracteriza por ser exclusivamente de capa negra. En la mayor
parte de los casos es negro hito,
aunque en algunos individuos se pude presentar la estrella. Cualquier otra mancha de la capa les descalifica como
reproductores. Así pues no se admiten los luceros,
cordones ni caretas, en la
cabeza, ni tampoco los calces ni lunares en las patas. Esto no quiere
decir que en la raza losina no se den, sino que no son admitidos por el
patrón racial. La
descalificación de estos individuos manchados es muy acertada, ya que, de ser
admitidos, en las generaciones sucesivas se incrementaría el número de
ejemplares con presencia de manchas blancas, así como la extensión de ellas,
haciéndose comunes los caretos y cuatralbos. La
capa, como ya hemos dicho, es negra o morcillo, pero, dependiendo de la época
del año, de las condiciones de vida del ejemplar, de si permanece estabulado
o a la intemperie, de la alimentación, de la edad, etc., puede variar mucho
la tonalidad. En un animal
adulto, sano, bien alimentado, a finales de la primavera, cuando ya ha tirado
todo el pelo invernal, podremos apreciar una capa de color negro azabache. Si este caballo ha
permanecido a la intemperie, al finalizar el verano lo definiríamos como negro peceño o negro con herrumbre, por los tonos rojizos que presenta. Estos
tonos rojizos son producidos por la acción decolorante de la luz solar en la
parte terminal de los pelos. El efecto herrumbre u oxidado se aprecia más en
las zonas del cuerpo más expuestas al sol y en las que poseen pelos de mayor
longitud. Al llegar el otoño y los fríos, éste animal se cubrirá de una
espesa capa de pelo de un color negro intenso, pero sin el brillo de la capa
estival. Según vayan pasando los meses, tanto el sol como los hielos le
decolorarán la capa, pudiendo aparecer como un negro con herrumbre, como un
castaño, e, incluso, como un bayo,
si el invierno ha sido muy duro, con muchas heladas, y el animal ha estado
muy expuesto a las inclemencias. Independientemente del tono alcanzado a la
salida del invierno, cuando mude el pelo a la de verano, volverá a lucir su
capa negro azabache. Como
hemos dicho, la decoloración no afecta por igual y suelen mantenerse unas
zonas más oscuras que otras. Las patas, por tener siempre un pelo más corto
que el resto del cuerpo, mantienen mejor el color. La crin,
cola y tupé, también se ven afectados, y, al no mudarse estacionalmente, su
efecto decolorado perdura a lo largo de la vida del animal. Estas zonas
terminales de la cola, crin y tupé suelen poseer un color cobrizo, casi
zanahoria, e incluso llega a adquirir color pajizo, en algunos individuos,
produciendo un hermosísimo contraste con el negro propio. En muchos
ejemplares, cuando tienen la capa de verano, y según como les incida la luz,
se les aprecian rodaduras. Es muy probable que también posean raya de mulo,
pero no nos atrevemos a afirmarlo categóricamente, pues, cuando aparece puede
deberse a que en el pelo que cubre el espinazo es más corto que el de los
lomos y costados, y por ello se mantenga más oscuro. En Burgos
(y también en otras zonas) se usa la palabra pedrés o pedresa, para designar una capa que antes fue común.
Estas yeguas pedresas presentaban pelos blancos uniformemente mezclados con
pelos negros, haciendo un efecto que recordaba al color de las piedras
calizas de la zona. Esta capa se mantenía de por vida, sin aclararse con el
trascurso de los años, como ocurre con los tordos. En nuestra ganadería jamás se ha producido un ejemplar
con ésta capa, por lo que creemos que era fruto del cruce de los losinos con
animales de capa torda. San
Isidoro de Sevilla decía que los potros en España nacían de color de Asinus (de asno africano, entendemos),
y, ciertamente, los potros losinos al nacer pueden ser de otro color distinto
al que presentarán cuando sean adultos. Algunos nacen de color gris perla,
gris amarillento o café con leche, otros potros nacen de color gris oscuro y
otros de color negro. Todos presentan la capa negra típica al llegar a adultos.
Se aprecia que ciertas líneas genéticas son más proclives a producir potros
de uno u otro tono. |
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