image003.jpg

Cabecera piedra.jpg

 

                                                                                                                                                 image002.jpg

 

 

> Introducción

> Rescate del caballo losino

> Después de mi marcha

> La asociación “El Bardojal”

> El caballo losino, sus orígenes

> Prototipo de la raza losina
> Otros textos

> Investigación
> Bibliografía

image004.jpg

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

image001.jpg

Boni y su vieja yegua.

 

 

 

 

image015.jpg

Ronda, la yegua de José Mata

 

 

 

image016.jpg

Ronda, la yegua de José Mata

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

image017.jpg

Cuartos traseros de una de las yeguas de “El Bardojal” (C.I.C.L. Criales de Losa)

 

 

image019.jpg

Yegua “losina” de “El Bardojal”

(C.I.C.L. Criales de Losa)

 

 

image329.jpg

Los que nosotros desechábamos eran mejor que cualquiera de los suyos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

image318.jpg

Losinos de Pancorbo

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

image321.jpg

Potro losino de Pancorbo

 

La Asociación “El Bardojal”.

 

En mayo de 1991 fundamos la Asociación Española de Criadores del Caballo Losino integrada por  Bonifacio Robredo Castresana, vecino de Quincoces de Yuso, como propietario de una yegua losina,  Fernando Ungo Corral, vecino de Relloso y propietario de “Blacky” y de “Pitita” y  Eduardo de Juana Sardón y  Ricardo de Juana Aranzana, en representación de la Sociedad para la Recuperación y Cría en Pureza del Caballo Losino, que en ese momento contaba con 86 ejemplares de pura raza.

 

El 7 de noviembre de 1991 tiene lugar, en Pancorbo la primera Asamblea Plenaria de Socios de la A.E.C.C.L. En ella se acuerda el nombramiento de la Junta Directiva, siendo nombrado Presidente mi padre, Eduardo de Juana Sardón, Vicepresidente Fernando Ungo Corral, Tesorero Bonifacio Robredo Castresana y yo como Secretario. A ella asisten invitados  Emeterio San Salvador, Jefe Provincial de Ganadería, Pascual Cadenas Jefe de los Servicios de Agricultura y Ganadería de la Diputación de Burgos, el Coronel  Tomás Pérez Adrián, Delegado de la Junta Superior de Cría Caballar y Baudilio Fernández-Mardomingo, Jefe de la Unidad Veterinaria de Burgos, siendo nombrados miembros de la Comisión de Inscripción de ganado del Libro Genealógico provisional. Aceptan el nombramiento y se comprometen a ejercer su misión de acuerdo con las características raciales y normas de valoración contenidas en el Standard de la Raza presentado en su día a la Junta Superior de Cría Caballar. A propuesta del Presidente son nombrados socios de honor los cuatro componentes de la Comisión de Inscripción.

 

El 10 de abril de 1993 tiene lugar una asamblea de la Asociación Española de Criadores del Caballo Losino en Quincoces de Yuso, a la que asisten, como invitados Eduardo Ruiz Sanz-Amor (veterinario titular de Quincoces de Yuso) y Julio Sainz Alonso (ganadero de Quincoces). En ella se adoptó por unanimidad el acuerdo de solicitar a la Junta de Castilla y León la autorización o reconocimiento oficial figurados en el artículo 3.1 del RD 1026/1993, de 25 de junio, sobre selección y reproducción de ganado equino de razas puras, y solicitar la autorización para la creación y llevanza del Libro Genealógico de la Raza Caballar Losina. En su punto 6º y último se acuerda aceptar como socio a Julio Sainz Alonso, quien previamente lo había solicitado.

 

En junio de 1993 redacté el informe titulado “Proyecto de Recuperación y Cría en Pureza del Caballo Losino – Situación actual y perspectivas”, en el que hacía un balance de antecedentes, actuaciones, carencias y proyectos, y solicitaba una ayuda a la Junta de Castilla y León de 40.000.000 pts., distribuida en seis años.

 

El 23 de julio de 1993 se publicó el Real Decreto 1026/1993 por el que se transfiere a la Consejería de Agricultura y Ganadería el control técnico de los libros genealógicos de las asociaciones de su ámbito, perdiendo la Jefatura de Cría Caballar sus competencias sobre la raza losina.

 

El 27 de octubre de 1993 tuvo lugar una reunión en la sede de la Consejería de Agricultura y Ganadería, en Valladolid, en la que se presenta el informe, y se insiste en la urgencia de encontrar alguna solución para financiar al Proyecto de Recuperación del Caballo Losino. En él razonaba que cuando la raza losina desaparecía era por su escasa rentabilidad, que de haber sido económicamente rentable su cría, no necesitaría de ninguna ayuda oficial para su mantenimiento, que la J.C. y L. debería plantearse si merece la pena o no el mantenimiento de esta raza autóctona, que el losino podría llegar a ser rentable algún día pero para ello hace falta tiempo, selección e inversión y que nosotros estábamos dispuestos a hacer el esfuerzo físico, pero no nos era posible el esfuerzo económico. Por parte de la Junta, Juan Antonio Ordás nos aconsejó que la solicitud se hiciera a través de la Asociación Española de Criadores del Caballo Losino y que en él estuvieran integrados todos sus asociados, pues consideraba que de esa manera tendría mejor acogida. Nosotros alegamos que el único núcleo de ganado losino con capacidad para desarrollar un proyecto de recuperación de la raza era el de Pancorbo, que ya contaba con 114 cabezas, mientras que el resto de asociados solo poseían dos yeguas muy viejas y un caballo (el padre de uno de nuestros sementales), pero que no teníamos ningún inconveniente en integrarles en el proyecto.

 

El 10 de agosto de 1994 tiene lugar la Asamblea General de Socios de la Asociación Española de Criadores del Caballo Losino, en Quincoces de Yuso. El Presidente informó de las conversaciones mantenidas con la Consejería de Agricultura y Ganadería, con respecto a la solicitud de ayudas y el núcleo de Quincoces planteó presentar una solicitud propia. El Presidente les instó a que la remitiesen a la Asociación para poderla presentar junto con la de Pancorbo y que lo hicieran con celeridad para no retrasar innecesariamente esta solicitud ya que el núcleo de Pancorbo estaba muy necesitado de ayuda económica. Se dio de baja como socio Bonifacio Robredo Castresana, por haber vendido su yegua y se dio de alta José Mata González, como propietario de una yegua de mi hierro. Se renovó la Junta Directiva, continuando como Presidente Eduardo de Juana, como secretario fue nombrado Eduardo Ruiz, yo como Tesorero y como Vocal Julio Sainz. Se acordó solicitar a la Junta de Castilla y León el título de Entidad Colaboradora, así como la subvención correspondiente para el funcionamiento del Libro Genealógico.

 

Bonifacio Robredo no fue dado de baja hasta esta asamblea pero Eduardo Ruiz y Julio Sainz adquirieron la condición de socios por haber comprado su yegua y el caballo y la yegua de Fernando Ungo.

 

El 23 de septiembre de 1994 tiene lugar la 5ª Asamblea General de Socios de la A.E.C.C.L., en Pancorbo. A pesar de las instancias del Presidente, los asociados del núcleo de Quincoces aún no habían entregado su solicitud de ayudas, tal y como se habían comprometido en la asamblea anterior, por lo que se acordó que cada asociado interesado presentaría, en el plazo máximo de 15 días, su previsión de necesidades y su programa de conservación y mejora, esta petición de ayuda tendría como máximo la cantidad de 300.000 Pts. por cabeza para un periodo de 5 años. La Junta Directiva examinaría las aportaciones particulares, y en base a ellas, redactaría una Memoria conjunta que presentaría a la Junta de Castilla y León.

 

El núcleo de Quincoces tampoco hizo caso en esta ocasión por lo que, el 27 de octubre de 1994 presentamos nuestro proyecto a la J.C. y L. Ese mismo día remitieron los dos ganaderos de Quincoces de Yuso, su proyecto a la Asociación Española de Criadores del Caballo Losino, en el que afirmaban ser propietarios de 15 yeguas, 2 potras y un caballo. Este dato produjo perplejidad en el resto de los asociados, ya que estos señores habían adquirido su condición de socios por la compra del ganado perteneciente a Fernando Ungo y a Bonifacio Robredo, es decir dos yeguas de avanzada edad y un caballo, y no era posible que, en tan breve espacio de tiempo se hubieran reproducido tanto. Si no procedían de la reproducción de su ganado, ¿de dónde habían salido?  Es cierto que, aunque en la Asamblea de 10-4-93 se acordó que se iniciase el Registro Provisional del Libro Genealógico, esto no había sido posible por no poder concertar a los miembros de la Junta de Admisión, pero esto no impedía que la Asociación conociera los efectivos con que contaba cada asociado.

 

El día 16 de abril de 1996 se personaron en Pancorbo  Eduardo Ruiz Sainz-Amor y  Fernando Oña Santolaya (ganadero de Quincoces), con la pretensión de que presentase a la firma del Presidente, que a la sazón se encontraba internado en el hospital convaleciente de un infarto de miocardio, un certificado, redactado por el Sr. Ruiz, Secretario de la A.E.C.C.L., en el que decía: CERTIFICO: Que en el Acta número Seis, correspondiente a la Asamblea General de la Asociación celebrada el día Dos de Abril de Mil Novecientos Noventa y Seis, hay un acuerdo que transcrito literalmente dice así: “4.-PETICIÓN DE SUBVENCIÓN AL C.E.D.E.R. MERINDADES.- Vistas las dificultades normativas de la Junta de Castilla y León para conceder las indispensables ayudas a fondo perdido para la consolidación del núcleo de recuperación y cría del Valle de Losa, derivadas de no ser sus integrantes agricultores o ganaderos a título principal, condición esta que se exige en todos los decretos específicos de ayudas, y estudiado el actual programa de ayudas del CEDER-MERINDADES donde parece buscarse la eficacia de las acciones sin peregrinas limitaciones sobre sus promotores, y en el que alguno de sus objetivos (recuperación y valorización de razas autóctonas) son exactamente coincidentes con los de la Asociación, la Asamblea, tras estudiar la memoria preparada al efecto por los ganaderos integrantes del núcleo de recuperación de Losa, y comprobar que la consolidación de dicho núcleo de cría encaja a la perfección con la medida del apartado B-5 “Recuperación y valorización de razas autóctonas” y no es una acción económicamente productiva durante el periodo de recuperación y consolidación del núcleo de cría, aunque posteriormente pueda llegar a ser rentable, o al menos a autofinanciarse, decidió por unanimidad solicitar del CEDER-MERINDADES la financiación del 70% del presupuesto de consolidación del núcleo de cría del Valle de Losa, compuesto por los ganaderos asociados D. Julio Sainz Alonso, D. Eduardo Ruiz Sainz-Amor y D. Fernando Oña Santolaya.

El Sr. Presidente manifestó que dada su residencia en Madrid y su estado de salud, delegaba la representación de la Asociación para este exclusivo asunto en uno de los ganaderos del núcleo afectado, D. Eduardo Ruiz Sainz-Amor, delegación que pese a ser de su competencia deseaba someterla a la Asamblea, por lo que se pasó a votación y fue convalidada por unanimidad”

Lo que Certifico con el Visto Bueno del Presidente, en Quincoces de Yuso, a trece de Abril de Mil Novecientos Noventa y Seis.

 

Así mismo me presentó un Acta nº 6, según la cual se había celebrado una Asamblea General de Socios, en Pancorbo, el día 2 de abril de 1996. En este Acta no figura como socio José Mata y, sin embargo, en su punto 3 dice que se aprueba la admisión de Fernando Oña Santolaya en vista de una supuesta solicitud presentada por el interesado el 14 de mayo de 1995, y en su punto 4, figuraba el acuerdo anterior sobre solicitud de subvención al CEDER. Era obvio que tal Asamblea no se había producido, que tales acuerdos no se habían tomado, que mi padre jamás había delegado el cargo, que Fernando Oña jamás había presentado solicitud de admisión en la Asociación, que los documentos eran absolutamente falsos y que esos señores pretendían abusar de la precaria situación de la salud del Presidente.

 

En el momento en que fue posible se informó al Presidente, quien, ante la gravedad de los hechos y la absoluta pérdida de confianza en el Secretario, consideró oportuno instruir expediente a Eduardo Ruiz.

 

El 25 de Mayo de 1996 se convocó la 6ª Asamblea General de Socios de la A.E.C.C.L., en Pancorbo. Presenté ante la Asamblea un escrito del Presidente excusando su ausencia, por motivos graves de salud, en el que delegaba el cargo y su voto temporalmente en mí. Una vez leído y mostrado públicamente fue aprobado por los asistentes, a excepción de Eduardo Ruiz, quien, si bien no se opuso a la delegación del cargo, sí lo hizo a la delegación del voto, por entender que no está especificado en los Estatutos. Fernando Oña fue presentado a la Asamblea por Eduardo Ruiz y Julio Sainz y propuesto como socio, en base a la posesión de 7 yeguas de raza losina, que dijo haberle vendido recientemente el primero de éstos. Como Presidente en funciones propuse no tomar ninguna resolución sin comprobar previamente la pureza racial de estas siete yeguas, ya que era matemáticamente imposible que el núcleo losino de Quincoces se hubiera reproducido en tal medida. Los proponentes manifiestan que en realidad tales yeguas proceden de Vizcaya, a lo que les repuse que, en tal caso, era improbable que pertenecieran a la raza losina, que serían de la raza Pottoka o cruzados con ella. Eduardo Ruiz restó importancia al hecho, aduciendo que, a su juicio, la raza losina ni existía ni había existido nunca”. En el punto 4º del orden del día presenté el expediente de separación incoado al socio Eduardo Ruiz, en base a los hechos acaecidos el día 16 de abril de 1996 (falsificación de documentos y uso fraudulento de los sellos oficiales a su cargo). Fue leído públicamente y puesto a votación, siendo aprobado por mayoría simple, con la abstención de Julio Sainz y el voto en contra del propio interesado.

 

El 7 de septiembre de 1996 tuvo lugar, en Pancorbo la 7ª Asamblea General de Socios de la A.E.C.C.L. bajo la presidencia de Eduardo de Juana. En su primer punto del orden del día se pasó lectura del Acta anterior así como del expediente de separación incoado a Eduardo Ruiz, quedando aprobados por unanimidad. En el 2º punto el Sr. Presidente informó que una hora antes de la primera convocatoria se habían presentado Julio Sainz y Eduardo Ruiz inquiriendo el motivo por el cual el segundo de ellos no había sido convocado a esa Asamblea,  que él les había contestado que según el Acta nº 6 Eduardo Ruiz había sido expulsado de esa Asociación  y que Julio Sainz, en muestra de disconformidad, tampoco quiso estar presente. También informó que, dado su estado de salud, deseaba cesar en el cargo. Se admitieron como nuevos socios a Ángel del Campo Cantera y a  José A. Isasi Vicente por ser propietarios cada uno de ellos de una yegua losina de mi hierro. Se renovó la Junta Directiva, siendo nombrado yo Presidente, Eduardo de Juana Vicepresidente, José Mata Secretario y Ángel del Campo Tesorero.

El 13 de noviembre fuimos citados mi padre y yo en el despacho de Baudilio Fernández-Mardomingo, junto con los representantes del núcleo de Quincoces. A mi padre le fue imposible trasladarse desde Madrid, tanto por su delicado estado de salud como por el inclemente tiempo de esas fechas. En ésta se me conminó, por parte del Jefe del Servicio de Agricultura y Ganadería a que rectificáramos nuestra decisión de expulsar a Eduardo Ruiz, a lo que me opuse por haber sido una decisión mayoritaria de la Asamblea General de Socios de la A.E.C.C.L., en la que yo ni podía ni quería influir. Baudilio me advirtió que próximamente se iba a aprobar una subvención de 2.000.000 Pts. para la asociación a la que se encomendase la gestión del Libro Genealógico de la Raza Losina, pero al haber expulsado al Sr. Ruiz el núcleo de Quincoces pretendía crear otra asociación y, posiblemente se la darían a ellos. Yo alegué que la nuestra siempre sería la más antigua, la que más ganaderos y ganado agrupaba y la que lo tenía solicitado desde el 12 de diciembre de 1987 a la Junta Superior de Cría Caballar y desde el 10 de abril de 1993 a la Consejería de Agricultura y Ganadería.

 

El 14 de mayo de 1998 se me convocó a una reunión en la Delegación de Agricultura y Ganadería en Burgos, para informarme del prototipo racial propuesto para el Libro Genealógico.

 

El 26 de mayo de 1998, la Asociación Española de Criadores del Caballo Losino remitió las alegaciones al Prototipo Racial propuesto por la Junta de Castilla y León, en el que, aparte de citar los antecedentes oportunos, hice objeciones técnicas al Prototipo, destacando por su gravedad la de que nuestra Asociación, después de haber mantenido abierta la inscripción de caballos losinos de origen desconocido en el Registro- Matrícula por tres años, lo mantenía cerrado desde el año 1989, de manera que, desde esa fecha, no se admitían más inscripciones de ejemplares losinos que los descendientes de los ya inscritos, y la Junta de Castilla y León proponía volverlo a abrir sin ninguna justificación, lo que atentaba contra la pureza de la raza y contra la labor de selección que veníamos realizando desde aquella fecha. No se recibió nunca contestación a nuestras alegaciones (Doc. 4)

 

El 22 de octubre de 1998 fui citado a una reunión que tendría lugar al día siguiente en las dependencias de la Junta de Castilla y León en Burgos.

Asistí a esa reunión en el despacho de Baudilio Fernández-Mardomingo, Jefe del Servicio Territorial de Agricultura y Ganadería, en la que me volvió a insistir en que, de no readmitir a Eduardo Ruiz en la A.E.C.C.L., no nos concedería la subvención de 2.000.000 Pts., destinada a las asociaciones encargadas de la gestión de los Libros Genealógicos, a lo que respondí que el Sr. Ruiz había sido expulsado de la Asociación por la Asamblea General de Socios y sólo a ella le correspondía la revocación de esa decisión, yo, como Presidente no tenía más que un voto, aunque de calidad, y siempre sería contrario a dicha revocación por estar absolutamente convencido de que la actitud y proyectos del Sr. Ruiz ante la raza losina y ante la Asociación  que la defendía eran altamente dañinos. Se me intentó hacer cambiar de criterio de muy diversas maneras pero no accedí. También se trató sobre el Prototipo Racial y de las alegaciones presentadas por nuestra Asociación. Insistí en los artículos 5.1 y 5.2, sobre la apertura de las Secciones del Registro Fundacional y del Registro Auxiliar, les razoné y advertí de la gravedad de tal decisión y del perjuicio que causarían, que esta raza, al haber sufrido tantos cruces a lo largo de tanto tiempo y por tan variadas razas, necesitaba ser seleccionada con un criterio muy severo, que ese criterio fue el que aplicamos cuando seleccionamos nuestro ganado que, posteriormente, habían surgido individuos que, atraídos por las subvenciones y amparados por la falta de instrumentos legales que se lo impidiera, adquirieron ganado de los más diversos orígenes y sin ninguna relación con la raza antigua, que los ejemplares que nosotros desechábamos como reproductores eran racialmente mucho mejor que cualquiera de los suyos y que era un abuso, una temeridad y un fraude incluir a esos animales en el mismo Libro Genealógico. Su respuesta fue que esos animales ya venían gozando de las ayudas oficiales desde hacía unos años y si se desestimaban, sus propietarios tendrían que devolver esas ayudas. Plantee que era su misión encontrar solución a ese inconveniente y que no les resultaría demasiado difícil, pero que su obligación prioritaria era velar por la recuperación e integridad de la raza losina.

 

image025.jpg

Yegua “losina” de “El Bardojal”. Foto: Centro de Interpretación del Caballo Losino, Criales de Losa.

 

En el B.O.C. y L. de 24 de noviembre de 1998 (nº 226/1998), aparece publicada la Orden de 30 de octubre de 1998, de la Consejería de Agricultura y Ganadería, por la que se crea el Libro de Registro Genealógico de la Raza Equina Losina y se aprueba su funcionamiento. Conviene recordar que desde que solicitamos su apertura ante la Jefatura de Cría Caballar hasta que la J.C. y L. tuvo a bien crearlo había transcurrido una década, tiempo injustificadamente excesivo que permitió al núcleo de Quincoces inscribir a un gran número de caballos que nada tenían que ver con la raza losina ni entre sí.

 

El 27 de noviembre de 1998 fui citado en la Delegación de la Junta de Castilla y León en Burgos. En esa reunión estuvieron presentes Baudilio Fernández-Mardomingo, Paloma Delgado y Jesús Cortés del Amo. En esta ocasión se me conminó, una vez más, a que cambiara de actitud con respecto a la admisión del Sr. Ruiz en la Asociación Española y del ganado del núcleo de Quincoces de Yuso o me sería desestimada la concesión de ayuda a las razas autóctonas en peligro de extinción. Les recordé que cuando se inició la ganadería de Pancorbo se hizo con criterios puramente altruistas ya que entonces no existían subvenciones ni ningún tipo de ayuda, que la localización y adquisición de los últimos ejemplares de pura raza losina había sido posible por el esfuerzo económico y personal de particulares, que gracias a aquella iniciativa se reconoció oficialmente a la raza, se crearon las ayudas, el Libro Genealógico (aunque con 10 años de retraso) y se mantenía viva la raza losina. Que esta raza era patrimonio mundial pero que la responsabilidad de su mantenimiento era de la Junta de Castilla y León, y concretamente de la Delegación de la Consejería de Agricultura y Ganadería en Burgos, que ellos eran los máximos responsables de la Delegación y por tanto del futuro de la raza losina. Que desde el año 1993 venía solicitando un convenio con la Junta de Castilla y León en el que se fijaran las metas, los métodos y la financiación necesarios para recuperar a la raza losina, que nunca habían atendido ni discutido mis requerimientos y que tan solo me habían dejado la salida de acogerme a las ayudas previstas en el Reglamento CEE 2078/92. Que la finalidad de esa ayuda era la compensación de pérdida de renta frente a sistemas de explotación más competitivos pero que resultaba absolutamente insuficiente para el desarrollo de un mínimo programa de recuperación y fomento de la raza. Que me acogí a esa ayuda por indicación de Baudilio Fernández-Mardomingo y por ser la única alternativa que me ofrecía, que, previamente, le manifesté las grandes dificultades que veía en el cumplimiento de los compromisos y muy especialmente en lo referente a los controles, ya que la cabaña en ese momento se componía de 150 animales cerriles que pastaban libres durante todo el año en un monte de 700 Ha, y me sería de todo punto imposible reunirlos en un plazo de 48 horas, como pretendía ese Reglamento, a lo que Baudilio me había respondido asegurándome que en el caso del caballo losino no se aplicarían esos controles por entender que no eran posibles, y que sin embargo ahora era ese el argumento para dejar sin ayuda a mi ganado. Que la Junta de Castilla y León debía plantearse seriamente si consideraba oportuna o no la conservación de la raza, que si concluían que no lo merecía les agradecería que me lo dijeran y si decidían lo contrario que pusieran los medios necesarios. Que si el problema era yo, no tuviesen ningún reparo en decírmelo, ya que mi afecto por la raza era tan alto que no dudaría en ceder la titularidad de la ganadería a la Junta de Castilla y León (a cambio de un justiprecio), con tal de ver hecha realidad su permanencia en el futuro, pero lo que no podían hacer era abandonarme a mí y a la raza a nuestra suerte, pues, al no disponer de recursos suficientes para mantenerla tendría que venderla y se dispersaría.

 

El 22 de febrero de 1999 recibí la visita de dos funcionarios de la Consejería de Agricultura y Ganadería, en mis establos, con la intención de que les firmara un documento de siete páginas, del cual me dejarían copia para que posteriormente pudiera leerlo. Les expliqué que tenía por norma no firmar ningún documento sin haberlo leído previamente, de forma que procedí a su lectura. Nada más comenzar comprobé que se trataba de un Convenio de colaboración entre la Consejería y la “Asociación de Criadores de la Raza Equina Losina” y que se requería mi firma como presidente de ella. Les advertí de que la Asociación que yo presidía no se denominaba así, por lo que sería inútil que lo firmase, y que en el caso de estar correctamente escrito su nombre tampoco lo haría sin obtener previamente la conformidad de la Junta General de Socios. Ante mi negativa decidieron marcharse pero me pidieron que esos inconvenientes y las observaciones que quisiera hacer al documento se lo remitiese por escrito al Sr. Consejero. Cuando pude leer tranquilamente este “Convenio” pude apreciar que era absolutamente inaceptable, tanto por el fondo como por la forma, y que estaba claro que el Sr. Consejero no estaba interesado en encontrar la fórmula para rescatar a la raza losina, sino la que le permitiera quitarse el muerto de encima.(Doc.7)

 

El 23 de marzo de 1999 recibí una llamada telefónica de Mariano Alonso, Jefe de Sanidad y Producción Animal de Burgos en la que me citaba a una reunión en el edificio de la Junta de Castilla y León en Burgos, para el día 25. Esta reunión resultó ser para la constitución de la Comisión Central del Libro de Registro Genealógico de la Raza Equina Losina. Como asistentes figuraban Baudilio Fernández-Mardomingo, Jefe del Servicio Territorial de Agricultura y Ganadería, el Jefe del Servicio de Medios y Ordenación Ganadera, el Jefe del Servicio de Sanidad y Producción Animal, la Jefa de Sección del Servicio de Medios y Ordenación Ganadera, tres miembros del núcleo de Quincoces de Yuso y yo. En esta reunión formalizaron la constitución de dicha Comisión, en la que me incluyeron como representante de la inexistente Asociación de Criadores de la Raza Equina Losina. Seguidamente, dicha Comisión acordó crear una Comisión de Valoración integrada por un ganadero propuesto por la Asociación de Criadores y por dos veterinarios propuestos por la Comisión Central del Libro de Registro. Les advertí que yo era Presidente de la Asociación Española de Criadores del Caballo Losino, que no conocía ni pertenecía a esa otra Asociación y que de los otros ganaderos presentes solo uno (José Isasi) pertenecía a mi Asociación, ya que D. Fernando Oña nunca había llegado a ser admitido como socio y D. Eduardo Ruiz había sido expulsado. A pesar de mis objeciones se empecinaron en continuar con la representación y me nombraron ganadero integrante de la Comisión de Valoración. La siguiente decisión fue mucho más grave pues consistió en incluir de oficio y sin examen previo a todos los animales que venían gozando de la subvención, así como a toda su descendencia. Protesté esa decisión ya que, al no haber existido anteriormente una herramienta con la que poder determinar que animales eran de pura raza y cuáles no, a las convocatorias de subvenciones habían acudido todo tipo de ganados y de ganaderos, y que ahora era el momento de que, la recién creada Comisión de Valoración hiciese el trabajo para el que se había creado. La respuesta del Jefe Territorial fue que había que hacerlo a su manera y admitir a todos los ejemplares, pues si alguno quedara descartado perdería la ayuda y tendría que devolver las recibidas hasta el momento. De nada sirvió mi propuesta de que se decretara una exculpación basándose en el hecho de que no existía con anterioridad ni Libro Genealógico ni Comisión de Valoración. Por último, la Comisión Central acordó fijar la fecha de las sucesivas reuniones, estableciendo al menos una al año. A pesar de haber sido nombrado vocal de dicha Comisión jamás he sido citado a ninguna otra reunión así como tampoco a la Comisión de Valoración.

 

El 25 de octubre de 1999 recibí un escrito de Paloma Delgado, según el cual la Asociación "El Bardojal" de Quincoces de Yuso había sido finalmente declarada entidad colaboradora y única reconocida en Castilla y León como representante de los ganaderos dedicados a la cría del caballo losino, por lo que me comunicaban que la solicitud de ayuda (presentada el 8 de abril) la tenía que volver a tramitar a través de esta asociación. (Doc. 12)

 

Varios años más tarde me enteré que la Asociación de Criadores de Caballos Losinos “El Bardojal” había sido constituida por Eduardo Ruiz, Julio Sainz, Fernando Oña y José Isasi el 23 de abril de 1996, “al considerar que la Asociación Española no perseguía la difusión de la cría de nuestra raza caballar”, según explican en su Web, dejando patente la aviesa intención de Eduardo Ruiz, Julio Sainz y José Isasi quienes, perteneciendo e incluso ocupando cargos directivos en la A.E.C.C.L. actuaron secretamente en su perjuicio. Esto solo es disculpable por el hecho de que, probablemente su comportamiento se debía a instrucciones superiores.

 

El 5 de Junio de 2000 remití al Consejero de Agricultura y Ganadería el informe elaborado por la Sociedad Española de Recursos Genéticos Animales (SERGA) basado en el análisis del ADN de ambas ganaderías realizado por la Facultad de Veterinaria de Córdoba, según el cual la única población caballar losina de pura raza es la del núcleo de Pancorbo, ya que la agrupación de Quincoces, además de carecer de la más mínima homogeneidad (excesiva dispersión genética) se encuentra genéticamente más próxima al pottoka que al núcleo de Pancorbo. (Doc. 14). Informe al que, como era de esperar, no hicieron ningún caso.

 

image027.jpg

Yegua losina del núcleo de Pancorbo.

 

Curiosamente, en la página Web de esa asociación se puede leer lo siguiente:

“La recuperación del Caballo Losino hubiera sido materialmente imposible sin la concurrencia de la ayuda institucional.

Una actividad claramente antieconómica, sin la rentabilidad como objetivo prioritario, y sin productos apreciados por el mercado, solo ha podido mantenerse con el apoyo de las instituciones. Sin embargo, es necesario hacer notar que las ayudas nunca han respondido a una deseable planificación de apoyo a la recuperación de la raza, coordinada entre todas las administraciones implicadas.”

Que es exactamente lo que yo siempre reclamé.

 

Sin embargo reconocen que la Consejería de Agricultura y Ganadería sí firmó varios convenios de colaboración con esa asociación (convenios que a la Asociación Española de Criadores del Caballo Losino le estaban vetados) y resaltan “la desinteresada ayuda técnica, legal, y a veces moral, que nosotros siempre hemos encontrado en el personal de la Sección de Ganadería en general, y en particular (en sus años de Jefe de la Sección de Ganadería y posteriormente del Servicio Territorial de Agricultura de Burgos) del actual Director General de Producción Agropecuaria, Baudilio Fernández-Mardomingo, ayuda y respaldo que pese a no tener valor económico, es muchas veces tan necesaria e importante como la material”

 

Creo que con esto ya está dicho todo.

 

                                                                                                                              Ricardo de Juana 2011

 

Volver arriba                                                                                                              Inicio caballo losino